ACTO PRIMERO
Escena Primera
(En una plaza de Verona. Una multitud
dividida en dos bandos se enfrentan. El Príncipe se interpone entre ellos y,
subiéndose en un banco, trata de serenar los ánimos.)
NARRADOR.- En la hermosa ciudad de Verona,
donde acaecieron estos apasionados amores, dos familias rivales igualmente
nobles e igualmente enemigos vivían enfrentadas a muerte: los Capuleto y los
Montesco. Sus inocentes hijos pagaron la pena de estos rencores, que
trajeron su muerte, y el fin de su triste amor. Los duelos, entre miembros y
amigos de ambas familias, se sucedían uno tras otro, tiñendo, casi a diario,
las calles con la sangre de algún ciudadano de la, hasta entonces, tranquila
ciudad de Verona. Así, un día, harto de tanta violencia, el mismo Príncipe se
decidió a intervenir.
PRÍNCIPE.- Rebeldes súbditos, enemigos de la
paz, profanadores de este arma, (enseñando una navaja), manchado en sangre del
vecino: ¿No queréis oír? ¿Qué es eso? ¡Hombres, bestias, que extinguís el fuego
de vuestra cólera con sangre que brota de nuestras venas! Bajo pena de tortura
soltad por el suelo, de vuestras manos sangrientas, esas armas y escuchad la
sentencia de vuestro enojado príncipe. Tres luchas civiles promovidas por una
palabra vana, por ti, viejo Capuleto y por ti, Montesco, han agitado tres veces
la quietud de nuestras calles, haciendo que, hasta los habitantes ancianos de
Verona, dejaran sus costumbres y empuñaran las espadas en sus manos envejecidas
por la paz. Si volvéis a turbar el sosiego de nuestra ciudad, responderéis con
vuestras cabezas. ¡Basta por ahora: retiraos todos! Tú, Capuleto, vendrás
conmigo ahora mismo. Tú Montesco, irás a buscarme dentro de poco a la
Audiencia. Tenemos que hablar seriamente. ¡Fuera de mi vista! ¡Pena de muerte a
quien permanezca aquí!
(Se disuelve la gente murmurando. Se van
todos menos Montesco, la Señora Montesco y Benvolio.)
MONTESCO.- ¿Quién ha vuelto a destapar esta
antigua discordia, sobrino? ¿Estabas aquí cuando empezó?
BENVOLIO.- Aquí estaban los criados de tu
adversario y los nuestros peleando antes que me acercara y se echaron sobre mi
nada más llegar. Al ruido de la pelea se fue uniendo gente a nuestro bando y al
suyo, a luchar por ambas partes, hasta que el Príncipe separó las dos partes.
SEÑORA MONTESCO.- ¿Dónde está Romeo? ¿Le has visto hoy? Cuánto me alegro
de que no estuviera en esta pelea.
BENVOLIO.- Señora, una hora antes que el sol
saliera lo he encontrado en el robledal que hay al oeste de la ciudad. Apenas
le vi le llamé, pero se internó en lo más profundo del bosque. Y como yo sé que
en ciertos casos la compañía estorba, seguí mi camino, huyendo de él con tan
gusto como él de mí.
MONTESCO.- Dicen que va allí con
frecuencia a juntar su llanto con el rocío mañanero y contar a las nubes sus
hondos suspiros y, a penas el sol sale, inundando de luz y color la mañana,
huye Romeo a su cuarto. Y sé que allí, para esquivar el día, crea
artificialmente la noche.
BENVOLIO.- Noble tío, ¿sabes la causa?
MONTESCO.- Ni la sé, ni la puedo averiguar de
él.
BENVOLIO.- ¿No has podido sacarle una
explicación de alguna forma?
MONTESCO.- Ni por mí mismo, ni por muchos
otros parientes. Guarda con avaricia el secreto que le consume. Cuando sepa la
causa de su mal, intentaré poner remedio.
BENVOLIO.- Mira dónde viene. Por favor,
apartaos; sabré su dolor, o mucho me tendrá que negar.
MONTESCO.- Ojalá oigas una sincera confesión.
Venga, señora, vayámonos.
(Se van Montesco y la Señora Montesco con
rapidez.)
BENVOLIO. Feliz mañana, primo. (Mientras se
acerca a Romeo.)
ROMEO.- ¿Tan joven está el día?
BENVOLIO. Acaban de dar las nueve.
ROMEO.- ¡Ay de mí! Las horas tristes parecen
largas. ¿Era mi padre el que se iba de aquí tan deprisa?
BENVOLIO.- Él era. ¿Qué tristeza alarga las
horas de Romeo?
ROMEO.- El no tener lo que teniéndolo, las
acorta.
BENVOLIO. ¿Enamorado?
ROMEO.- Sin su amor, mientras yo lo siento.
BENVOLIO. ¡Ay, que el amor, tan amable a la
vista, haya de ser tan tiránico y áspero puesto a prueba!
ROMEO.– Has acertado, estoy enamorado de una
chica demasiado hermosa.
BENVOLIO.– Su nombre, vamos...
ROMEO.– Rosalinda... (Suspirando.)
BENVOLIO.– Deja de pensar en ella.
ROMEO.– Enséñame a dejar de pensar.
BENVOLIO.– Hazte libre. Fíjate en otras.
ROMEO.– Así Brillará más y más su hermosura.
Con un antifaz negro resalta más la blancura de la piel, ¿no? Y, además, nunca
olvida el don de la vista quien una vez la perdió. Ella es pura magia, es el
sol... ¿Sabes?, su voz es... ¡Adiós, no sabes! ¡Maldita sea, enseñarme a olvidar!
BENVOLIO.– Me comprometo a destruir tu
opinión. Déjame pensar. (Mientras Romeo se aleja) Ya lo verás, lo
conseguiré. Te la quitaré de la cabeza...
ROMEO.– Sí, tal vez lo logres, amigo. (Para
sí mismo). Solo espero que con su recuerdo no se escape también mi vida...
(ROMEO INTERPRETA LA CANCIÓN: "LOCURA DE AMOR")
ROMEO.- Una voz me habla,
me susurra en mi interior.
Creo que me gusta,
no preguntes la razón.
+ Puede ser la magia
que anida en su interior;
ella es fantástica
y bella como el sol.
COMO EL SOL
QUE ME ATRAPA Y ME FASCINA
CON SU COLOR
QUE MI VIDA ILUMINA.
TÚ ERES UN ÁNGEL
Y YO QUÉ SOY,
SOLO UN SUSURRO DE TU VOZ...
Una voz me habla
y no sé por qué razón.
Suena dulce y clara,
tal vez solo sea amor.
+ Puede ser la magia
que anida en su interior;
ella es fantástica
y bella como el sol.
COMO EL SOL
QUE ME ATRAPA Y ME FASCINA
CON SU COLOR
QUE MI VIDA ILUMINA.
TÚ ERES UN ÁNGEL
Y YO QUÉ SOY,
SOLO UN SUSURRO DE TU VOZ...
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Autor: José María Asensio Mínguez
Interpretación: Grupo JADE FM
Duración: 3:36 minutos
ESCENA SEGUNDA
(Fiesta en la casa de Capuleto)
NARRADOR.– El noble Paris, un joven muy
rico pero, en opinión de las damas, de belleza digamos: “adinerada“, andaba
detrás de la hija de Capuleto que se llamaba: Julieta y, como buen comerciante,
no paraba de hostigar al padre con continuas propuestas económicas y
matrimoniales, a lo que este respondía siempre que aún era muy joven. Tanto le
insistió y le ofreció, que por fin Capuleto montó una gran fiesta para que
Julieta conociera a su pretendiente. Y así envió a sus criados con invitaciones
y una larga lista de nombres, entre los que figuraban, según se oía en los más exclusivos mentideros de Verona, los hombres más
influyentes y las muchachas más guapas de la ciudad; lista que cayó en manos de
Romeo y Benvolio. Al ver que Rosalinda figuraba entre las invitadas y, a pesar
de estar prohibida la entrada a los Montesco, Romeo no se pudo negar a ir y
Benvolio encontró la oportunidad perfecta para que Romeo olvidara sus terribles
penas amorosas...
(Entran la Señora Capuleto y, al momento, el Ama.)
SEÑORA CAPULETO.- ¡Julieta, Julieta!
Ven aquí. ¡Rápido Ama, aprisa! ¿Dónde está mi hija? Llámala, rápido, que venga a
verme ya.
AMA.- ¡Julieta! Venga en mi ayuda mi probada
paciencia de catorce años, ya la mandé venir. ¡Eh, cordera! ¡Eh, pajarita! ¡No lo
quiera Dios! ¿Dónde está esta chica? ¡Vamos, Julieta!
JULIETA.- ¿Qué hay? (Entrando sin prisa en la habitación.) ¿Quién llama?
AMA.- Tu madre.
JULIETA.- Aquí estoy, señora. ¿Qué deseáis?
SEÑORA CAPULETO.- Sucede que..., Ama,
déjanos un rato, tenemos que hablar a solas... ; pero, no, vuelve otra vez,
ama. Pensándolo mejor, oye nuestra conversación. Tú sabes que mi hija está en
una edad decisiva.
AMA.- A fe mía, sé decir qué edad tiene, hora
más, hora menos.
SEÑORA CAPULETO.- ¿No tiene ya los dieciséis?
AMA.- Apuesto dieciséis dientes, aunque no tengo más que cuatro, a que no son catorce. ¿Cuándo llega el día de los Ángeles?
SEÑORA CAPULETO.– Dentro de dos semanas.
AMA.- Será entonces cuando los tenga ¡Dios
te dé su gracia! Has sido la niña más bonita que he amamantado nunca y, si vivo
para verte casada, tendré lo que deseo.
SEÑORA CAPULETO.- El caso es que ese el
asunto del que vengo a hablar. Dime, hija, Julieta, ¿cómo están tus
inclinaciones de casarte?
JULIETA.- Es un honor con el que ni siquiera
he soñado nunca.
AMA.- ¡Un honor! Si no fuera yo tu única
nodriza, diría que has mamado sabiduría en el pecho.
SEÑORA CAPULETO.- Bueno, pues piensa ya
en el matrimonio: otras más jóvenes que tú, aquí en Verona, ya son
madres, y señoras de gran estima. Según mis cuentas yo era tu madre cuando
tenía tus años, y tú aún eres doncella... Para ser breves: el apuesto Paris ha
pedido tu mano.
AMA.- ¡Qué hombre, señorita! Señora, un
hombre que todo el mundo considera perfecto...
SEÑORA CAPULETO.– En la primavera de Verona
no hay una flor así.
AMA.- Sí, una flor. Una verdadera flor.
SEÑORA CAPULETO.– Quiero saber si le amarás.
Esta noche ha de venir. Verás escrito en su cara todo el amor que te profesa. Fíjate en su rostro y en la
armonía de sus facciones. Sus ojos servirán de comentario a lo que haya de
confuso en el libro de su persona. Ese precioso libro de amor, ese amante sin
encuadernar…, para hacerlo perfecto solo hacen falta las tapas. La mar se ha
hecho para el pez. Toda belleza gana en contener otra belleza. Todo lo que el
tenga será tuyo, sin que tú tengas que perder nada, hija mía.
AMA.- ¡No perder, ganar! Las mujeres engordan
por los hombres.
SEÑORA CAPULETO.– Resumiendo: ¿Crees que
puedes amar a Paris?
JULIETA.- Trataré de gustarle, si el tratar
lleva a gustar; pero mis ojos no le mirarán más allá de lo que vuestro
consentimiento les permita.
(El ama y señora Capuleto se miran y sonríen
encantadas. Entra un Criado.)
CRIADO.- Señora, los invitados han venido.
SEÑORA CAPULETO.– Que vayan pasando. Paris no
espera, Julieta, vamos a la fiesta.
(Entra la gente: invitados, camareros. Los músicos comienzan a tocar.
Suena la canción instrumental: “El color de la noche“ y la gente se va animando a
bailar.)
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Autor: José María Asensio Mínguez
Interpretación: Grupo JADE FM
Duración: 4:54 minutos
AMA.- Anda, muchacha, busca noches felices
para días felices.
(Entran por el patio de butacas, Mercutio y
Benvolio saltando y bailando. Traen como obligado a Romeo. Al llegar al
escenario se mezclan en la fiesta, pero Romeo se aparta y se queda solo en un
lateral observando con cautela a los invitados. Teobaldo le descubre y se
intenta abalanzar sobre él.)
TEOBALDO.– ¡Qué! ¡Se atreve ese villano a
venir a burlarse de nuestra fiesta! De acuerdo, por mi cuna y por el honor de
mi estirpe que no será un crimen matarle.
CAPULETO.- ¿Qué pasa, sobrino? ¿Por qué te
enfureces tanto?
TEOBALDO.– Tío, es ese canalla de Romeo, un
enemigo Montesco.
CAPULETO.– Con que ese es el famoso Romeo
Montesco...
TEOBALDO.– ¡Sí que lo es!
CAPULETO.- ¡Cálmate, sobrino! Déjale en paz.
Ni por toda la riqueza de la ciudad le querría hacer un desaire, aquí, en mi
casa. Así que ten paciencia y no te fijes en él.
TEOBALDO.- ¡No lo aguantaré!
CAPULETO.– ¡Sí que lo aguantarás, me oyes
muchacho! Claro que sí.
(Le golpea. Teobaldo se aleja levantado los
brazos y blasfemando entre dientes. Capuleto va hacia él y le grita mientras la
gente les señala con el dedo.)
CAPULETO.– ¿Me oyes, muchacho? Claro
que sí.
TEOBALDO.- ¡Tío, tío, es una vergüenza!
CAPULETO.– ¿Un alboroto ante mis
invitados?
(Le dice al oído mientras mira a su alrededor.)
(Suena una balada triste: “Pasa el Tiempo”.
El ambiente se calma y Romeo y Julieta comienzan a mirarse tímidamente y se van
acercando hasta que solo una tela los separa.)
ROMEO.- ¿Sabía yo lo que es amor? Ojos jurad
que no, porque nunca había visto una belleza así.
(El ama va a buscar a Julieta y se la lleva
al centro de la sala, donde su madre la pone a bailar con Paris. Pero Julieta
solo mira a Romeo en cada giro que la coreografía del baile le permite. Al acabar la canción, suena de nuevo otro tema
musical: “Donde Reside el amor”. Julieta se escapa hacia la esquina donde está
Romeo y se miran mientras bailan entre la gente. Comienzan los fuegos artificiales, y los invitados se dan la vuelta para
verlos. Suena el tema instrumental: “Locura de amor”. Romeo coge la mano de
Julieta).
ROMEO.– Si profano con mi indigna mano este
sagrado santuario, pecado de amor será. (Miran a la gente por si alguien les
ven.) Mis labios, peregrinos ruborizados quisieran hacer penitencia con
un dulce beso.
JULIETA.– Buen peregrino, no riñas tanto a tu
mano que demuestra un gran fervor a esto, pues hasta las manos de los santos,
tocan a las de los peregrinos, y el tocar palma con palma es el beso del
palmero.
ROMEO.– ¿No tienen labios los santos, ni los
piadosos palmeros?
(Tímidamente intenta besarla y ella se aparta.)
JULIETA.– Sí, peregrino. Labios para usar en la oración.
ROMEO.– Entonces, querida santa, deja que los labios hagan como las manos. No
conviertas fe en desesperación.
JULIETA.– Los santos no se mueren cuando acceden a las súplicas.
ROMEO.– Entonces, quieta mientras recojo el efecto de mi oración. (Se besan.)
Así quedan mis labios limpios de pecado por los tuyos.
JULIETA.– ¿Entonces mis labios tienen ahora el pecado?
ROMEO.- ¿Pecado de mis labios? Me reprochas con dulzura. Devuélveme mi
pecado.
(La besa de nuevo.)
JULIETA.– Besas como un maestro.
(Se escapan los dos por el patio de butacas,
corriendo uno tras el otro. El ama la busca)
AMA.– ¡Julieta! ¡Tu madre quiere hablarte!
(Se la lleva al lado de su madre.)
(Romeo vuelve con Mercutio y Benvolio. La
música se detiene, y los tres se dan la vuelta y de repente observan a la madre de
Julieta cómo presenta a su hija a un grupo de invitados.)
ROMEO.– Es una Capuleto...
MERCUTIO.– ¿Qué dices, no te oigo?
BENVOLIO.– ¿Qué ha dicho?
MERCUTIO.– Ni idea.
(Al otro lado de la escena)
AMA.– ¡Qué hacías! Se llama Romeo y es un
Montesco. El hijo único de vuestro gran enemigo.
(La gente va abandonando la fiesta, y Romeo y
sus amigos desaparecen por el patio de butacas.)
TEOBALDO.– Me retiraré, pero esta intrusión,
que ahora parece tan agradable, se volverá amarga hiel.
(Pero al poco, cuando no queda nadie, Romeo
vuelve sobre sus pasos. Mientras, tras un telón, una luz permite ver la silueta
de un balcón al que pronto se asomará Julieta. Romeo sube al escenario y
observa la silueta de Julieta saliendo a ese balcón.)
ROMEO.– Pero calla. ¿Qué luz se abre paso por
esa ventana? Es el Oriente, y Julieta es el sol. Sal, bello sol, y mata a la
envidiosa luna, que ya está enferma y pálida de dolor porque tú, su doncella,
eres más hermosa que ella. No seas su doncella, si es tan envidiosa.
(Julieta sale al escenario y Romeo se esconde
rápido en el patio de butacas.)
ROMEO.– Es mi dama, es mi amor. Si ella
supiera que lo es.
JULIETA.– Ay de mi…
ROMEO.– Habla, habla otra vez ángel radiante.
JULIETA.– Romeo, Romeo. ¿Por qué eres Romeo?
Niega a tu padre y rechaza tu nombre. O, si no quieres, dame tu amor y nunca
más seré una Capuleto.
ROMEO.– ¿Sigo escuchando o le hablo
ahora?
JULIETA.– Solo tu nombre es enemigo mío. Tú
eres tú mismo, aunque no fueras Montesco. Y, ¿qué es Montesco? No es mano, ni
pie, ni brazo, ni cara, ni ninguna otra parte que forme parte de un hombre.
Llámate de otro modo. ¿Qué hay en un nombre? Lo que llamamos rosa, con
cualquier otro nombre, tendría el mismo perfume. Igual que Romeo, si no se
llamase Romeo, conservaría la misma perfección que tiene sin ese título. Oh,
Romeo, quítate el nombre, y a cambio del nombre, que no es parte de ti, tómame
entera.
ROMEO.– (Saltando al escenario.) Te tomo la
palabra bella Julieta.
(Julieta se asusta y se cae hacia atrás,
Romeo la ayuda a levantarse.)
JULIETA.– No eres Romeo y además Montesco.
ROMEO.– Ni una cosa ni otra si te disgustan,
preciosa mía.
JULIETA.– Dime: ¿cómo has venido hasta aquí y
para qué? La tapia del patio es alta y difícil de trepar. Y este lugar es
mortal siendo quien eres.
ROMEO.– He saltado la tapia con las alas del
amor, porque no existe ninguna barrera de piedra para el amor y, como el amor
hace lo imposible posible, tus parientes ¡no podrán detenerme!
(Al gritar Romeo aparece el guarda que vigila
la entrada. Ellos se esconden y el guarda se retira.)
JULIETA.– (Susurrando.) Si te ven aquí, te
matarán.
ROMEO.– El manto de la noche me esconderá de ellos, con tal de que no
quieras que me encuentren aquí. (Suena de fondo el tema instrumental:
“Ensueño”.) Más vale que acabe mi vida por su odio, que prorrogar la muerte sin
tener tu amor. (Se besan.)
JULIETA.– La máscara de la noche oculta mi
rostro, si no cubriría mis mejillas por lo que me has oído decir esta noche.
Quisiera guardar las formas, quisiera negar todo lo que he dicho... Adiós a los
cumplidos. ¿Tú me quieres? Sé que vas a decir sí, y yo te querré. Y si lo
juras, quizás lo hagas en falso. Oh, dulce Romeo, si me quieres dilo
sinceramente.
ROMEO.– Señora, lo juro por esa bendita luna
que tiñe de plata las copas de aquellos frutales.
JULIETA.– No jures por la luna. La luna
inconstante, que cambia cada mes en su esfera circular, no sea que tu amor
resulte tan variable.
ROMEO.– Y, ¿por qué quieres que jure?
JULIETA.– No jures por nada. O si quieres
jurar, jura por tu misma persona que es Dios de mi idolatría, y te creeré.
ROMEO.– Si el amor de mi corazón... (Julieta
se aparta.)
JULIETA.– No jures. Aunque eres mi alegría,
no me alegra el acuerdo de esta noche. Es muy rápido e insensato, demasiado
repentino. Como el relámpago que se apaga nada más nombrarlo. Buenas noches.
(Se aleja aún más de él.) Este brote de amor, con el aliento del verano, puede
dar una bonita flor cuando volvamos a vernos. Buenas noches, buenas noches.
(Julieta entra en su casa.)
ROMEO.– ¿Vas a dejarme tan insatisfecho?
JULIETA.– ¿Qué satisfacción quieres
esta noche?
ROMEO.– Quisiera el juramento mutuo de amor
fiel.
JULIETA.– (Echándose en sus brazos, se caen
los dos al suelo.) Te he dado el mío sin que lo pidieras.
(Se besan. Se oyen en off las voces del Ama
llamando a Julieta.)
AMA.– ¡Julieta, Julieta!
JULIETA.– Tres palabras, Romeo, y ya buenas
noches. Si tus intenciones son honradas, si piensas en boda, envíame recado
mañana por alguien que mandaré en tu busca de dónde y cuándo será la ceremonia,
y pondré todo mi destino, y te seguiré como mi señor por todo el mundo.
AMA.– ¡Julieta!
JULIETA.– ¡Que sí, ama, que sí, ya voy! Pero
si no tienes buenas intenciones te pido...
AMA.– ¡Julieta, Julieta!
JULIETA.– ¡Que sí, ama, que sí, que ya voy!
Que abandones tu empeño y me dejes con mi pena. Mañana te mandaré a alguien.
ROMEO.– Para salvar mi alma.
JULIETA.– Mil veces buenas noches.
ROMEO.– Mil veces malas, por faltar tu
luz.
(Julieta se aleja.)
AMA.– ¡Julieta, Julieta!
JULIETA.– Buenas noches.
ROMEO.– El amor corre al amor como el
colegial huye del libro. Y como el que va a clase, se aparta de él con cara
triste.
(Vuelve corriendo Julieta.)
JULIETA.– Romeo, ¿a qué hora te envío al
mensajero?
ROMEO.– Hacia las nueve.
JULIETA.– Faltan veinte años. Buenas noches,
buenas noches, buenas noches. La separación es tan dulce pena, que diré buenas
noches hasta que amanezca.
AMA.– ¡Julieta, Julieta!
(Romeo canta el tema musical: "QUIZÁS EL CIELO")
ROMEO. - Quizá se acabe el mundo,
mañana
puede ser el fin.
Quizás el firmamento
estalle entero sobre mí.
Pero aquel beso
dulce y eterno
iluminó la noche
del hombre más feliz.
- Quizás el mar
arrase
la tierra donde yo nací.
Quizás el fuego abrase
la historia de lo que yo fui.
Pero el recuerdo
del primer beso
se quedará conmigo
allá donde yo pueda ir.
QUIZÁS EL CIELO
SE VISTIÓ DE ESTRELLAS PARA TI
AQUELLA NOCHE
DE VERANO QUE TE CONOCÍ.
TOMÉ TU MANO,
TEMBLÉ UN MOMENTO,
CERRÉ LOS OJOS
Y TE VI, TE VI, SÍ, SOLO A TI.
- Quizás el suelo se hunda
y el cielo
sea siempre gris.
Quizás el nuevo día
no amanezca nunca para mí.
Pero el recuerdo del primer beso
se quedará conmigo
allá donde yo pueda ir.
QUIZÁS EL CIELO
SE VISTIÓ DE ESTRELLAS PARA TI
AQUELLA NOCHE
DE VERANO QUE TE CONOCÍ.
TOMÉ TU MANO,
TEMBLÉ UN MOMENTO,
CERRÉ LOS OJOS
Y TE VI, TE VI, SÍ, SOLO A TI.
- Quizás el cielo arda
y no haya
tierra que sentir.
Quizá se pare el tiempo
y no haya vida por vivir.
Pero el recuerdo
del primer beso
se quedará
conmigo
allá donde yo pueda ir.
QUIZÁS EL CIELO
SE VISTIÓ DE ESTRELLAS PARA TI
AQUELLA NOCHE
DE VERANO QUE TE CONOCÍ.
TOMÉ TU MANO,
TEMBLÉ UN MOMENTO,
CERRÉ LOS OJOS
Y TE VI, TE VI, SÍ, SOLO A TI.
QUIZÁ SE ACABE EL MUNDO
MAÑANA PUEDE SER EL FIN.
QUIZÁS EL FIRMAMENTO
ESTALLE ENTERO SOBRE MÍ.
PERO EL RECUERDO
DEL PRIMER BESO
SE QUEDARÁ CONMIGO
ALLÁ DONDE YO PUEDA IR.
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"QUIZÁS EL CIELO"
Autor: José María Asensio Mínguez
Interpretación: Grupo JADE FM
Duración: 3:36 minutos
Formato: >http://www.youtube.com
(Telón)
ACTO SEGUNDO
Escena Primera
(Interior de la Iglesia de Fray Lorenzo.
Enorme silueta de una cruz sobre el fondo. El fraile se encuentra hablando con unos
alumnos sobre las plantas, mientras prepara unos ramos de flores para colocar a
los pies de la cruz.)
FRAY LORENZO.- Grandioso es el poder curativo
que reside en las hierbas, piedras y en estas mismas plantas. Pues no hay nada
tan vil, que viva en la tierra, sin dar a la tierra algún beneficio especial.
Ni hay nada tan bueno que, desviado de su buen uso, no se rebele contra su
origen haciendo daño. La virtud se vuelve vicio al ser mal aplicada, y el
vicio se dignifica algunas veces en la acción. En la tierna corteza de esta
débil flor residen veneno y potente medicina, pues al olerla nos produce un
divino placer y, al probarla, mata los sentidos. Dos reyes, así enfrentados,
acampan en el hombre igual que en las hierbas: la virtud y la baja pasión. Y
cuando predomina lo peor, pronto el gusano roedor consumirá esa planta...
ROMEO.- Dios le de buen día, Padre.
FRAY LORENZO.- Él te guarde, hijo. ¡Qué
lengua tan madrugadora me saluda!
ALUMNOS.- Buenos días, Romeo.
ROMEO.- Buenos días.
FRAY LORENZO.- Hijo, despedirse de la cama a
estas horas, indica una mente preocupada. O, si no es eso, imagino que nuestro
Romeo no se ha acostado esta noche.
(Los alumnos se marchan y Romeo ayuda al fraile
con las flores.)
ROMEO.- Eso es verdad, pero estoy
descansado.
FRAY LORENZO.- ¡Dios perdone el pecado! ¿Has
estado con Rosalinda?
ROMEO.- ¿Con Rosalinda? No, reverendo padre.
He olvidado ese nombre y sus penalidades.
FRAY LORENZO.- Bien hijo mío, pero dónde has
estado...
ROMEO.- He estado de fiesta con mi enemigo,
donde alguien, de pronto, me ha herido y yo le he herido. La curación de los
dos está en su ayuda y en su sagrada medicina.
FRAY LORENZO.- Habla claro, hijo mío. La
confesión de enigmas solo absuelve enigmas.
ROMEO.- Pues entonces escuche: todo mi amor
es para la hija del gran Capuleto. Ya le diré cómo nos vimos, la cortejé y nos
juramos amor. Todo eso ya se lo contaré por el camino, pero le ruego que nos
cases hoy mismo.
FRAY LORENZO.- ¡San Francisco bendito! ¡Qué
cambio es este! ¿Tan pronto has conseguido olvidar a Rosalinda, a la que tanto
querías? Entonces es que el amor de los jóvenes no está en su corazón, sino en
sus ojos.
ROMEO.- ¿No me reñía mucho por querer a
Rosalinda?
FRAY LORENZO.- No por quererla, sino por
adorarla.
ROMEO.- Por favor, no me riña más. La que
quiero ahora me paga interés por interés y amor por amor. La otra no lo
hizo.
FRAY LORENZO.- Porque ella sabía que tu amor
decía de memoria, lo que no podía leer...
(El Fraile se retira debajo de la cruz para
rezar, cuando al poco se ilumina la silueta de la cruz, y se oye una VOZ EN OFF
entre divina y fantástica.)
VOZ EN OFF.- Esta alianza puede resultar
buena para convertir el odio, de esas dos familias, en amor...
FRAY LORENZO.- ¿Has oído eso?
(Romeo, se había quedado en una esquina
pensado.)
ROMEO.- ¿Oír qué?
FRAY LORENZO.- No, nada, nada. Ven aquí,
muchacho peleón. Te ayudaré por un solo motivo: que esta alianza sea tan feliz,
que convierta el odio de vuestras dos familias en puro amor.
ROMEO.- Vamos a prepararlo todo. ¡A
prisa!
(Choca con las flores y cae al suelo. El
fraile le ayuda a levantarse.)
FRAY LORENZO.- Con prudencia y despacio,
quien mucho corre tropieza.
(Salen por el patio de butacas.)
ESCENA SEGUNDA
(De nuevo la acción se desarrolla en la casa
de los Capuleto. Vuelve el Ama con las noticias de Romeo. Julieta espera
impaciente dando paseos por la casa.)
NARRADOR.- Tras haber arreglado los detalles
de la boda, Romeo se encuentra con sus amigos que le reprochan el esquinazo de
la pasada noche. Bromean con el nuevo amor de Romeo y lo pronto que ha olvidado
a Rosalinda. Allí mismo aparece el Ama que, en secreto, Julieta ha enviado con
el fin de saber a cerca de las intenciones de Romeo. Este hecho mosquea
terriblemente a sus amigos que, como es lógico, aún no saben nada de esta nueva
historia de amor...
JULIETA.- Amita mía, qué noticias traes.
(Corriendo hacia ella.) ¡Habla!
AMA.- Estoy muy cansada. Madre mía, cómo me
duelen los huesos. ¡Qué carrera me he dado!
JULIETA.- Te cambio mis huesos por tus
noticias. ¡Vamos, habla, por favor!
AMA.- ¡Jesús, qué prisas! ¿No puedes esperar
un poco? ¿No ves que aún estoy sin aliento?
JULIETA.- ¡Cómo que estás sin aliento! Si
tienes aliento para decirme que estás sin aliento.
AMA.- ¡Niña!
(Julieta persigue al ama mientras ella se va
quitando el abrigo y los zapatos.)
JULIETA.- ¿Las noticias son buenas o malas?
Contéstame a eso.
AMA.- Muchacha, eres muy tonta eligiendo. Tú
no sabes elegir hombre. Romeo no. ese no. Aunque sea más guapo que los otros, y
tenga mejores piernas que los demás, y sus manos, y sus pies, y su
cuerpo...
JULIETA.-Pero si todo eso ya lo sabía. ¿Qué
dice de nuestra boda?
AMA.- ¡Señor, qué dolor de cabeza! Cómo tengo
la cabeza... (Se sienta y Julieta le da un masaje en el cuello) Y la
espalda..., por el otro lado. Ohhh, mi pobre espalda...
JULIETA.- Siento mucho que no estés bien.
Ama, ama, amita mía, dime lo que dice mi amor.
AMA.- Tu amor dice, como caballero honrado y
educado, y amable, ¡y guapo!. y, te lo aseguro, virtuoso... ,¿dónde está tu
madre?
JULIETA.- ¿Dónde está tu madre? Vaya, qué
respuesta tan rara. Mi amor dice, como caballero honrado: ¿dónde está tu
madre?
AMA.- ¡Ay, Madre de Dios! ¿Estás muy
acalorada? Desde ahora hazte tú misma los recados...
JULIETA.- Menudo embrollo. ¡Vamos, qué dice
Romeo!
AMA.- ¿Tienes permiso para ir a confesarte
hoy?
JULIETA.- Sí, claro.
AMA.- Entonces, corre a la celda de Fray
Lorenzo, allí hay un marido para hacerte mujer.
(Suena la canción: "EN EL FONDO DEL
TIEMPO”)
AMA.- Llegarás a un lugar
donde el cielo es más azul,
donde nunca supo nadie,
donde está la llave para entrar.
Volarás hasta el fin
entre nubes de cristal.
Llegarás a otro mundo
donde solo vivas para amar.
EN EL FONDO DEL TIEMPO,
SIN QUE PASE UN MOMENTO,
TÚ SABRÁS
QUÉ FACIL QUE ES AMAR.
Y UNA NOCHE TRAS OTRA
VIVIRÁS DE SU BOCA,
YA VERAS, NO PODRÁS OLVIDAR.
JULIETA.- Cuando estoy junto a
él,
creo que mi corazón
da mil saltos en el pecho,
solo sé que pierdo la razón.
Dime Ama qué es.
Si esto es o no amor.
Yo me muero por sus labios,
por sentir sus manos y su voz.
AMA.- EN EL FONDO DEL TIEMPO,
SIN QUE PASE UN MOMENTO,
TÚ SABRÁS
QUÉ FACIL QUE ES AMAR.
Y UNA NOCHE TRAS OTRA
VIVIRÁS DE SU BOCA,
YA VERAS, NO PODRÁS OLVIDAR.
EN EL FONDO DEL
TIEMPO
SIN QUE PASE UN MOMENTO
TU SABRÁS LO FÁCIL QUE ES AMAR.
JULIETA.- Y UNA NOCHE TRAS OTRA
VIVIRÉ DE SU BOCA.
NUNCA MÁS YO LO VOY A OLVIDAR.
ESCENA TERCERA
(Julieta y el Ama se van tras la tela que
simula la iglesia, donde espera Romeo y Fray Lorenzo para casarles. Esta escena
comienza a contraluz con una gran cruz blanca al fondo y con las voces en off. )
FRAY LORENZO (VOZ EN OFF).- El goce violento
tiene un fin violento, y en su triunfo mueren, como el fuego y la pólvora, que
al besarse, se consumen. La miel más dulce empalaga con su propia dulzura, por
lo tanto: ama con moderación. Romeo te dará la Gracias por los dos.
JULIETA (VOZ EN OFF).- El verdadero amor es
más pródigo en obras que en palabras, más rico en la esencia que en la forma.
Solo el pobre cuenta sus riquezas. Mi tesoro es tan grande, que yo no podría
contar ni siquiera la mitad...
ROMEO (VOZ EN OFF).- (Cogiendo la mano de
Julieta.) Bella Julieta, yo si que…
FRAY LORENZO (VOZ EN OFF).- (Le interrumpe
bruscamente con marcado nerviosismo.) Acabemos ya. No os dejaré solos hasta que
os ligue la bendición nupcial.
(Continúa la ceremonia a contra luz mientras
en escena comienza la acción. Nos situamos fuera del templo; volvemos a la
plaza de Verona en la que comienza esta historia. Poco a poco van apareciendo
los amigos de Romeo: Mercutio, Benvolio y dos compinches más, ajenos totalmente a
lo que se celebra tras la tela, en la Iglesia.)
BENVOLIO.- Por favor, Mercutio, vámonos ya.
Hoy hace calor. Los Capuleto están por ahí y, si nos los encontramos, seguro que
habrá bronca. En estos días de calor la mala sangre hierve.
MERCUTIO.- (A los otros dos amigos.) Venga ya,
¿nosotros, los gatos? ¿Veis? Mirad, este hombre es como uno de esos que entran
en un bar, golpean sobre la barra y dicen: ¡Que Dios no me mande en tu busca!,
y con los efectos de la segunda copa, la emprenden contra quien les sirve,
cuando no hay ninguna necesidad.
BENVOLIO.- ¿Acaso soy yo de esos?
MERCUTIO.- Eres el más impulsivo de toda Verona.
(Aparecen por el patio de butacas los
Capuleto: Teobaldo y dos amigos, con ganas de bronca. Los amigos de Romeo se
sientan cara al público, al borde del escenario.)
BENVOLIO.- ¡No me lo puedo creer, por ahí vienen los
Capuleto!
MERCUTIO.- Me da igual...
TEOBALDO.- (A sus amigos) ¡Seguidme de
cerca!
(Se acerca retador al escenario.)
TEOBALDO.- Señores, unas palabras con uno de
ustedes...
MERCUTIO.- Oh, vaya. ¿Solo unas palabras con
uno de nosotros? Poned algo más, una palabra y un golpe. (Sus amigos le ríen la
gracia.)
TEOBALDO.- Me encontraréis bastante
dispuesto, señor, si me dais ocasión.
MERCUTIO.- ¿No podéis encontrar la
ocasión sin que os la den? (Sus amigos le ríen, de nuevo, la respuesta.)
TEOBALDO.- Mercutio, ¿eres del grupo de
Romeo?
MERCUTIO.- ¿Del grupo? (Levantándose y
encarándole.) ¿Nos tomas por músicos? Pues si nos tomas por músicos, solo nos
verás desafinar. (Sacando un machete.) ¡Aquí está mi arco de violín! Esto te
hará bailar. ¡Música!
(Suena el tema instrumental: "VIVIR SIN
TI". Termina la ceremonia y en el escenario la gran cruz blanca cambia
y, en su lugar, aparece la silueta de una desdibujada cruz
roja y luces intermitentes dando sensación de movimiento y violencia a
la
acción.)
BENVOLIO.- Vámonos a un lugar privado. O resolvemos
fríamente nuestras diferencias, o nos separamos. Aquí nos ven muchos
ojos...
MERCUTIO.- Los ojos están hechos para ver.
¡Dejad que vean! Yo no me iré de aquí por el gusto de otro...
(Romeo aparece en escena y se interpone entre
Mercutio y Teobaldo.)
TEOBALDO.- Pues quedad en paz, señor, aquí
viene mi hombre.
ROMEO.- (Volviéndose a Mercutio.) Qué pasa
Mercutio...
TEOBALDO.- (A Romeo.) El aprecio que te tengo
no me permite decirte esto: ¡Eres un rastrero!
(Le escupe y saca su navaja en clara invitación
al duelo.)
ROMEO.- Teobaldo, las razones que tengo para
apreciarte, me hacen disculpar toda la rabia que hay en tu insulto. No soy un
rastrero, así que adiós. Veo que no me conoces.
(Se aleja, de Teobaldo y se dirige hacia el
público dando la espalda a su enemigo.)
TEOBALDO.- Muchacho, eso no te disculpa de
los insultos que me has lanzado. Vuélvete y pelea. ¡Vamos, vuélvete y pelea,
pelea como un hombre!
(Se va hacia Romeo, le empuja y ,cuando cae, le golpea varias veces en el suelo.)
ROMEO.- ¡Protesto! Yo nunca te he insultado,
sino que te quiero más de lo que te imaginas. Hasta que no sepas la causa de mi
aprecio, Capuleto, nombre que quiero tanto como el mío, quédate
satisfecho.
ROMEO.- (Se pone de rodillas ante él, y
mirándole a los ojos le grita.) ¡Quédate satisfecho!
MERCUTIO.- ¡Qué sumisión tan cobarde y
deshonrosa!
(Teobaldo golpea a Romeo, pero éste no se
defiende.)
TEOBALDO.- ¡Te odio con toda mi alma!
(Teobaldo vuelve a golpear a Romeo.)
MERCUTIO.- ¡Teobaldo, Teobaldo! (Se va a por
él). ¡Mata ratas! ¿Quieres dar un paseo?
TEOBALDO.- ¿Qué quieres de mi? (Se agarran
mutuamente.)
MERCUTIO.- ¡Solo una de tus siete vidas, rey
de los gatos!
TEOBALDO.- ¡Aquí estoy! ¿Acaso eres tú quien
me la va a quitar?
(Se golpean, Teobaldo cae al suelo y Mercutio intenta darle una patada en la cara.)
MERCUTIO.- ¡Ahora verás! (Romeo le detiene, y le agarra.)
ROMEO.- ¡Basta! Basta ya...
(Teobaldo recoge su navaja del suelo y hiere
a Mercutio, por debajo del brazo de Romeo, con una puñalada mortal.)
MERCUTIO.- ¡Ah, ah!
ROMEO.- Estás herido...
MERCUTIO.- Sí, no. Bueno, un arañazo... (Sin
querer darle importancia.) Un arañazo, es solo un arañazo.
ROMEO.- Valor, hombre. No puede ser
grave.
MERCUTIO.- Lo suficiente. Preguntad por mi
mañana y me encontrareis de un humor sepulcral. Je, je, je. (Se mira la herida
e inmediatamente cambia de expresión su rostro. Se da cuenta de que es más
grave de lo que creía.) ¡Oh, mierda! Malditas sean vuestras dos familias,
¡malditas! Me ha hecho fiambre para gusanos. ¡Malditas vuestras dos familias!
(Mercutio cae al suelo y Romeo se acerca rápido a él para auxiliarle.) Por qué te has metido en medio. Me ha herido por debajo de tu brazo.
ROMEO.- De verdad que lo siento. Lo he hecho
por nuestro bien.
MERCUTIO.- Malditas, malditas sean vuestras
familias...
(Muere en los brazos de Romeo.)
ROMEO.- No, Mercutio. ¡No! (Ciego
entonces de ira se va a por Teobaldo y le agarra del cuello.) O tú o yo, o los
dos hemos de ir con él...
TEOBALDO.- ¡Tú, desgraciado! (Quitándosele de
encima.) ¡Tú te vas a marchar de aquí con él!
(Benvolio va a calmar a Romeo, pero éste le
quita el machete del cinturón, y se lanza a por Teobaldo, a quien hiere de
muerte en el pecho.)
ROMEO.- ¡Soy el juguete de la fortuna! (Se
queda mirando horrorizado cómo Teobaldo agoniza y muere.)
BENVOLIO.- Vamos, márchate. ¡Vamos, vamos, vete de aquí!
(Uno de sus amigos le agarra y se lo lleva
fuera de escena, mientras comienza a llegar gente, que rodea el cadáver y
cuchichea. Por fin aparece el Príncipe de Verona.)
PRÍNCIPE.- ¿Dónde están los iniciadores de
esta pelea? Vamos, Benvolio, contesta: ¿quién ha empezado esta riña?
(Llegan la madre de Teobaldo, con la familia
Capuleto y por otro lado aparecen los Montesco. Todos se acercan a oír a
Benvolio.)
BENVOLIO.- Romeo ha gritado con fuerza:
¡alto, amigos! Teobaldo ha apaleado a Romeo, y ha matado a Mercutio. Luego
Teobaldo ha muerto a manos de Romeo...
MADRE CAPULETO.- Príncipe, si eres justo, por
nuestra sangre, ¡derrama ahora la de los Montesco!
PRÍNCIPE.- ¡Silencio, dejad acabar al testigo!
BENVOLIO.- Romeo, que le ha hablado con
buenas palabras, no ha podido calmar la terrible furia de Teobaldo, sordo a las
súplicas.
MADRE CAPULETO.- ¡Es pariente de los
Montesco! El afecto le hace ser falso. ¡Pido justicia, y tú, Príncipe, debes
cumplir! Romeo ha matado a Teobaldo. ¡Romeo no debe vivir!
PRÍNCIPE.- Romeo ha matado al que ha matado a
Mercutio. ¿Quién pagará su muerte que nos llena de luto?
MONTESCO.- Romeo no, príncipe, él era amigo
de Mercutio. Matando a Teobaldo, solo ha hecho lo que debía hacer la ley.
PRÍNCIPE.- Por este delito le desterramos
inmediatamente.
CAPULETO.- Noble príncipe...
PRÍNCIPE.- ¡Haré oídos sordos a vuestras
peticiones! Ni lágrimas, ni ruegos pagarán tantos abusos. ¡Así que os los
podéis ahorrar! (Haciendo hueco para hacerse oír por
todos.) ¡Que Romeo se vaya de aquí, porque
si le encuentran será su última hora! ¡Romeo queda oficialmente desterrado de
la ciudad de Verona!
(Telón)
ACTO TERCERO Escena Primera
(Casa de los Capuleto con dos estancias: la
habitación de Julieta, tras la tela, donde llega el ama con el anillo de Romeo
y, en primer término, el jardín donde se encuentran los padres de Julieta y
Paris.)
NARRADOR.- Fray Lorenzo, a la vez que cura
las heridas de Romeo, le convence de que el destierro no es la muerte, y le
insta para que escape a Mantua, lejos de las iras de los Montesco. Al poco,
llega el Ama con un recado para Julieta y el anillo, símbolo del amor eterno que
aún les une. El fraile necesita tiempo para preparar su regreso, revelar su
matrimonio secreto, reconciliar a las familias, pedir perdón al príncipe y
poder volver así, a Verona, con su esposa. Antes de irse, solo queda una
despedida... Mientras, en la casa de los Capuleto, Paris agota todas sus
opciones de conseguir un acuerdo para casarse con Julieta.
JULIETA.- ¡Dios mío! ¿La mano de Romeo ha
vertido la sangre de Teobaldo? Corazón de serpiente con cara florida. ¿Alguna
vez habrá existido un libro, tan bien encuadernado, con un contenido tan
vil?
MADRE DE JULIETA.- (Vuelve la madre de
Julieta que ha estado intentando escuchar lo que decía su hija.) Esta noche
creo que no bajará.
PARIS.- Los momentos de dolor no son para
hablar de amor.
CAPULETO.- Ya veis, quería mucho a su
pariente: Teobaldo.
MADRE DE JULIETA.- Y yo también.
PARIS.- Bueno, nacemos para morir...
MADRE DE JULIETA.- Mañana sabré lo que
piensa, esta noche está llena de tristeza.
(Pasean y siguen hablado bajito. Romeo se
cuela en la habitación de Julieta. El ama se asusta y sale de la estancia;
mientras Julieta se acerca veloz a la ventana para vigilar que no le vean sus
padres y Paris.)
JULIETA.- ¿He de hablar mal de él, que es mi
marido? Oh, pobre señor mío. ¿Qué lengua acariciará tu nombre, si yo, que soy
tu mujer desde hace solo tres horas, lo destrozo. Pero ¿por qué maldito,
mataste a mi primo?
(Julieta intenta pegarle pero Romeo la abraza
y se besan.)
CAPULETO.- Yo me atrevo a garantizaros el
amor de mi hija. Creo que se dejará guiar en todo por mí. Sí y, es más, no lo
dudo un momento. Bien querido señor, qué me decís del jueves.
PARIS.- Querría que mañana fuera
Jueves.
CAPULETO.- Sea entonces el jueves. Esposa,
acompañemos a Paris a su casa y cerremos ya mismo con sus padres los detalles
de una boda tan inminente y feliz.
(Nada más salir de escena, aparecen en ella
Romeo y Julieta para interpretar el tema musical: "MI
JULIETA")
ROMEO.- Dime, oh, Julieta,
qué me esconde la mañana,
que con la noche
brillas tanto que la engañas.
Dime mi princesa
porque Dios te dio esa cara,
para que de muerte
yo de ti me enamorara.
+ Dice la alborada
que jamás vio nada igual
eres más que un ángel
para un pobre mortal.
Y CON TU MANTO ENVUÉLME
CON TUS MANOS, MI PRINCESA.
TÚ SERÁS ESA CANCIÓN
QUE ME LLENE DE EMOCIÓN,
CUANDO YA NO TENGA FUERZAS.
Y CON TU MANTO ENVUÉLVEME
CON TUS MANOS, MI PRINCESA.
DALE RIENDA AL CORAZÓN,
QUE LO INUNDE DE PASIÓN
TU DULZURA Y TU BELLEZA.
Baila princesa, baila mi estrella,
que verte es como navegar
entre arrecifes de coral.
Baila
princesa, baila a qué esperas,
que el sol muy pronto ya saldrá
y nuestro sueño acabará.
- Sabes, oh, Julieta,
que al llegar hoy la mañana
yo debo irme
al destierro, a la nada.
- Dime mi princesa
tan solo una palabra,
que yo sepa al menos
si nos quedan esperanzas.
+ Dice la alborada
que jamás vio nada igual
eres más que un ángel
para un pobre mortal.
Y CON TU MANTO ENVUÉLME
CON TUS MANOS, MI PRINCESA.
TÚ SERÁS ESA CANCIÓN
QUE ME LLENE DE EMOCIÓN,
CUANDO YA NO TENGA FUERZAS.
Y CON TU MANTO ENVUÉLVEME
CON TUS MANOS, MI PRINCESA.
DALE RIENDA AL CORAZÓN,
QUE LO INUNDE DE PASIÓN
TU DULZURA Y TU BELLEZA.
Baila princesa, baila mi estrella,
que verte es como navegar
entre arrecifes de coral.
Baila
princesa, baila a qué esperas,
que el sol muy pronto ya saldrá
y nuestro sueño acabará.
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ROMEO Y JULIETA, el musical...
Autor: José María Asensio Mínguez
Interpretación: Grupo JADE FM
Duración: 4:00 minutos
ROMEO Y JULIETA, el musical...
Autor: José María Asensio Mínguez
Interpretación: Grupo JADE FM
Duración: 4:00 minutos
(Al acabar el tema se besan. Aparece el ama.
Romeo se esconde tras la tela donde se proyecta la silueta de una ventana.)
AMA.- ¡Señora, señora! Tu señora madre viene
hacia tu cuarto.
MADRE DE JULIETA.- (Desde fuera de escena.) Julieta, Julieta...
JULIETA.- (A Romeo, nerviosa.) Ventana, deja entrar el día y deja
salir la vida.
(Romeo se esconde en el patio de butacas y la
madre entra en la habitación de Julieta.)
MADRE DE JULIETA.- Julieta, hija, ¿donde
estás?
JULIETA.- ¿Crees que volveremos a
vernos?
ROMEO.- ¡No lo dudo ni por un momento! (Le lanza un beso)
JULIETA.- Dios mío. Tengo un alma que
presiente males. Me parece verte, ahora que estás abajo, como un muerto en el
fondo de la tumba...
ROMEO.- ¡Adiós! (Romeo desaparece por el fondo del patio de butacas.)
JULIETA.- Oh, fortuna, fortuna. Se veleidosa,
fortuna. Y así, espero que no le retendrás mucho, y me le enviarás pronto de
vuelta...
(Entra en escena la madre de Julieta.)
MADRE DE JULIETA.- Julieta, hija, atiéndeme.
Tienes un padre cuidadoso, hija, que para sacarte de tu melancolía, ha
preparado un inmenso día de gozo que tú no esperas, ni yo tampoco
imaginaba.
JULIETA.- Gracias madre, muchas gracias y, a
propósito, ¿qué día es ese?
MADRE DE JULIETA.- Caramba, hija mía, el
próximo jueves, por la mañana, el valiente y joven noble: conde Paris, en la
Iglesia de Fray Lorenzo, hará de ti una esposa feliz.
JULIETA.- Pues por la Iglesia de Fray Lorenzo
y por el Papa, que no hará de mí una esposa feliz.
MADRE DE JULIETA.- Pues aquí viene tu padre,
ya se lo puedes decir tú misma...
CAPULETO.- ¿Qué hay esposa mía? ¿Le has
comunicado nuestra decisión?
MADRE DE JULIETA.- Sí, señor. Pero ella no
quiere; eso sí, os da las gracias... ¡Ojalá esta tonta se casara con su
sepulcro!
CAPULETO.- ¿Qué no quiere? ¿No está
orgullosa? ¿No lo considera una bendición, siendo indigna, como es, de que la
hayamos conseguido tan digno caballero para que sea su esposo?
JULIETA.- Orgullosa no, pero os estoy muy
agradecida. Orgullosa no puedo estar de lo que detesto.
CAPULETO.- ¡Lo agradezco pero no lo
agradezco, orgullosa pero no orgullosa!
(La zarandea, la empuja y cae al suelo.)
JULIETA.- ¡No, no!
CAPULETO.- ¡Más vale que estés preparada para
el próximo jueves!
JULIETA.- Ten paciencia, ten paciencia...
CAPULETO.- ¡No!
MADRE DE JULIETA.- ¿No te da vergüenza
comportarte así con nosotros?
JULIETA.- Por favor, no...
MADRE DE JULIETA.- Calla, calla...
CAPULETO.- (Le da patadas en el suelo) ¡No
hables, no repliques! ¡No me contestes!
MADRE DE JULIETA.- ¡Vale, vale ya, esposo!
¡Estás fuera de ti!
CAPULETO.- ¡Niña caprichosa y
desobediente!
AMA.- Que Dios os perdone, no hacéis bien en
tratarla así.
CAPULETO.- (Al ama) ¡A callar!
(Volviéndose a Julieta.) Escúchame bien, acude a la iglesia el Jueves o no
vuelvas a mirarme a la cara. Si eres hija mía, te daré a mi amigo, y si no
¡vete de esta casa para siempre, mendiga, pasa hambre y muérete en la calle!
Créelo y piénsalo. ¡Cumpliré mi palabra!
(Se marcha echando pestes por la boca y fuera
de sí.)
JULIETA.- Madre querida, tú no me rechaces.
Retrasa esa boda un mes, una semana... O si no, pon mi lecho de matrimonio en
ese sombrío sepulcro donde yace Teobaldo.
MADRE DE JULIETA.- No me hables, porque no
diré una palabra. Haz lo que quieras. Ya he terminado contigo.
JULIETA.- Dios mío, ¿cómo voy a evitar esto?
Ama, ¿qué dices tú? ¿No tienes para mí aunque sea una palabra de alegría?
Consuélame Ama...
AMA.- Niña, niña, escucha. Creo que lo mejor
es que te cases con ese Paris. Es un caballero encantador. Creo que serás feliz
con tu segundo esposo porque aventaja al primero y, aunque no fuera así, el
primero está muerto. O si no, como si lo estuviera, porque a ti no te
sirve.
JULIETA.- Ama, Ama, por Dios, ¿de verdad
hablas con el corazón?
AMA.- Y también con el alma. Y si no malditos
los dos.
(Se hace un silencio tenso. Julieta se va a
un rincón de la habitación y se tapa la cara. El ama recoge la habitación
mientras refunfuña entre dientes…)
AMA.- Las jóvenes, pero qué quieren las
jóvenes… Lo tienen todo y qué hacen… Hambre tenían que pasar… Niñas
consentidas…
JULIETA.-Ama, ama...
AMA.- Si, hija.
JULIETA.- Ama, me has consolado
maravillosamente bien. Entra y dile a mi madre, que por haber disgustado a mi
padre, me he ido a la celda de Fray Lorenzo a que me confiese y absuelva.
(El ama sale rápido de la habitación y
Julieta interpreta la canción: "SOLA".)
JULIETA.- Sola de repente
en la vida,
sola y sin amigas
sola en mi sufrir.
Sola por tomar
otro camino
no negando mi cariño,
por ser fiel he de morir.
+ Sola en la vida
y en la muerte,
siempre al margen
de mi ser.
+ Sola y apartada
de los míos
solitaria amante
del ayer.
Cuando por fin
cambia mi suerte
y sé lo que es quererle
tiene que partir.
No le culpo,
yo soy la que pierde.
Nunca fui tan fuerte,
y ya se acerca el fin.
+ Sola en la vida
y en la muerte,
siempre al margen
de mi ser.
+ Sola y apartada
de los míos
solitaria amante
del ayer.
SIN TI, YO. SIN TI,
DIME
QUÉ HAGO AQUÍ,
NO TIENE SENTIDO
YA VIVIR, HOY SIN TI.
SIN TI, YO. SIN TI,
QUÉ HE DE HACER
HOY YO SIN TI.
VIVA, SUFRA O MUERA HOY EL ES FIN.
Sola enfrentada
a la agonía
de pasar por vicaría
por un convenir.
Hacía falta
una salida,
pero sola me sentía
a quién debí acudir.
+ Sola en la vida
y en la muerte,
siempre al margen
de mi ser.
+ Sola y apartada
de los míos
solitaria amante
del ayer.
SIN TI, YO. SIN TI,
DIME
QUÉ HAGO AQUÍ,
NO TIENE SENTIDO
YA VIVIR, HOY SIN TI.
SIN TI, YO. SIN TI,
QUÉ HE DE HACER
HOY YO SIN TI.
VIVA, SUFRA O MUERA HOY EL ES FIN.
Sola de repente
en la vida,
sola y sin amigas
sola en mi sufrir.
Sola por tomar
otro camino
no negando mi cariño,
por ser fiel he de morir.
+ Sola en la vida
y en la muerte,
siempre al margen
de mi ser.
+ Sola y apartada
de los míos
solitaria amante
del ayer.
SIN TI, YO. SIN TI,
DIME
QUÉ HAGO AQUÍ,
NO TIENE SENTIDO
YA VIVIR, HOY SIN TI.
SIN TI, YO. SIN TI,
QUÉ HE DE HACER
HOY YO SIN TI.
VIVA, SUFRA O MUERA HOY EL ES FIN.
Haz click aquí para ver videoclip en: www.youtube.com
"SOLA"
ROMEO Y JULIETA, el musical...
Autor: José María Asensio Mínguez
Interpretación: Grupo JADE FM
Duración: 5:19 minutos
Formato: >http://www.youtube.com
(Telón)
ACTO CUARTO
Escena Primera
(Iglesia de Fray Lorenzo)
PARIS.- Llora desmesuradamente la muerte de Teobaldo. Reverendo, su padre considera peligroso que dé tanto margen a su tristeza. Y, en su prudencia, apresura nuestro matrimonio para acabar con tantas lágrimas.
(Entra Julieta a prisa y se detiene bruscamente al ver a Paris hablando con Fray Lorenzo.)
PARIS.- Felizmente hallada, mi señora y esposa.
JULIETA.- Eso podrá ser, señor, cuando sea esposa.
PARIS.- Eso podrá ser, debe ser, el jueves que viene...
JULIETA.- Lo que deba ser será.
FRAY LORENZO.- Eso es más que cierto.
PARIS.- ¿Venís a confesaros?
JULIETA.- ¿Tenéis tiempo ahora, padre, o vengo a veros después de la misa de la tarde?
FRAY LORENZO.- Sí, ahora tengo tiempo mi apenada hija. Señor, os ruego que nos dejéis a solas.
PARIS.- Dios no permita que yo estorbe la devoción. Julieta, el jueves te despertaré temprano. Hasta entonces adiós y guarda este santo beso.
(La besa en la mejilla y, nada más irse, Julieta se limpia la cara con rabia.)
JULIETA.- ¡No me digáis, padre, que lo habéis oído si no me decís cómo evitarlo!
FRAY LORENZO.- Si supieras cómo me atormenta tu pena...
JULIETA.- Si en vuestra prudencia no me dais ayuda, considerad adecuada mi decisión, y yo con esto lo remediaré todo.
(Saca del bolso un gran cuchillo y se lo coloca en el vientre con ánimo de suicidarse.)
FRAY LORENZO.- ¡Alto, hija mía!
(El fraile intenta quitárselo, pero ella se separa.)
JULIETA.- ¡No tardéis tanto en hablar, que yo quiero morir!
FRAY LORENZO.- Yo veo cierta esperanza, que requiere una ejecución tan desesperada, como desesperado es lo que queremos evitar. Si antes de casarte con ese Paris tienes fuerza de voluntad para matarte, es probable que quieras emprender algo parecido a la muerte para eludir esa vergüenza. Y si te atreves, yo te daré el remedio.
(Le enseña un frasco pequeño. Julieta lo mira con recelo sin soltar el cuchillo.)
FRAY LORENZO.- Mira, hija. Con esta poción ningún calor, ni tan siquiera aliento darán fe de que aún vives. Tus miembros, privados de movimiento, rígidos, duros y fríos, parecerán como muertos. Luego, cuando llegue el novio por la mañana para hacerte levantar de la cama, estarás allí muerta. Te llevarán a esa antigua bóveda, donde yacen todos los de la familia Capuleto. Y, con ese aspecto prestado de muerte profunda, continuarás durante veinticuatro horas, despertando luego como de un sueño agradable. Mientras tanto, antes de que te despiertes, Romeo sabrá nuestros planes por mis cartas, y esa misma noche volverá para llevarte con él a Mantua. Coge este frasquito cuando estés en la cama y bébete todo el licor que contiene. Enviaré esa carta urgentemente a Mantua.
(Telón)
ACTO QUINTO
Escena Primera
(Casa de los Capuleto: habitación de Julieta.)
JULIETA.- ¿Y si esta mezcla no surte efecto? ¿Estaré casada mañana por la mañana?
(Entra la madre de Julieta en la habitación.)
MADRE DE JULIETA.- ¿Estás ocupada? ¿Necesitas mi ayuda?
JULIETA.-No, señora. Ya hemos elegido todo lo necesario para la ceremonia de mañana. Por eso, te ruego que me dejes sola y que esta noche el Ama vele conmigo, pues seguro que tendrás mucho que hacer con tantas prisas.
MADRE DE JULIETA.- Tienes razón, hija, la preparación de un evento así parece no tener fin... (Le da un beso.) Buenas noches. Acuéstate pronto y descansa, porque lo necesitas...
JULIETA.- Buenas noches madre. (Cuando sale de escena). Dios sabe cuándo nos veremos…
(Julieta se mete en la cama y saca el frasquito que escondía debajo de la almohada. Lo mira y se lo lleva a la boca pero se arrepiente. Cierra los ojos y tras un segundo de silencio susurra…)
JULIETA.- Romeo, bebo esto a tu salud.
(Julieta bebe el brebaje y entra en un profundo sueño. Cambia la iluminación de la escena a tonos tristes y aparece en escena el narrador.)
NARRADOR.- Mientras Julieta sigue al pie de la letra el plan trazado, Romeo, sin ninguna noticia de Verona, desespera; y solo alcanza a soñar que regresa, como prometió, con su amada. Y, aunque, como dijo el poeta: “los sueños, sueños son”, dejemos que Romeo viaje hasta su alcoba, y le cuente cómo se siente, en este preciso instante allá lejos, muy lejos, en el destierro...
(Aparece Romeo, entre el público, desde el fondo del teatro hasta el escenario, cantando la canción: "NO PUEDO ESTAR SIN TI")
ROMEO.- No puedo dejar
de pensar en ti,
por qué la mañana
se tiñe de gris.
Se caen las hojas
muy despacio,
sintiendo que tú
no estas aquí.
No puedo dejar
de pensar en ti,
y miro al cielo
y no estás aquí.
Y A RATOS SIENTO MIEDO,
Y HAY VECES QUE NO PUEDO
SALIR DE ESTE AGUJERO
DE LA DEPRESIÓN.
Y BUSCO ENTRE MIS SUEÑOS
UN BESO, ALGÚN RECUERDO
SIN TI EL INFIERNO
VIVE EN MI INTERIOR.
Y dejo pasar
las horas así,
perdiendo el tiempo,
sin salir.
La vista perdida
sobre la pared,
mirando tu foto
otra vez.
Y no puedo dejar
de pensar en ti,
y miro al cielo
y no estás aquí.
Y A RATOS SIENTO MIEDO,
Y HAY VECES QUE NO PUEDO
SALIR DE ESTE AGUJERO
DE LA DEPRESIÓN.
Y BUSCO ENTRE MIS SUEÑOS
UN BESO, ALGÚN RECUERDO
SIN TI EL INFIERNO
VIVE EN MI INTERIOR.
Haz click aquí para ver videoclip en: www.youtube.com
"NO PUEDO ESTAR SIN TI"
ROMEO Y JULIETA, el musical...
Autor: José María Asensio Mínguez
Interpretación: Grupo JADE FM
Duración: 3:41 minutos
Formato: >http://www.youtube.com
(Con los acordes finales de la canción cambia la iluminación: Amanece. Entran en la habitación el Ama y la madre de Julieta. Al intentar despertarla se dan cuenta que está fría y no se mueve. Su madre se tiende en la cama y lloran las dos desconsoladamente. Después aparece Fray Lorenzo que da la extremaunción a Julieta, escondiendo en una manga el frasquito. Al poco, aparece muy nervioso un conocido de Fray Lorenzo, le llama y se van a una esquina para hablar.)
AMIGO DE FRAY LORENZO.- Su ilustrísima, fue imposible entregar su carta...
FRAY LORENZO.- ¡Cómo! ¡No es posible! Dios mío, Romeo no sabe nada. Me temo lo peor.
(Fray Lorenzo canta el tema musical: "UN TRAGICO FINAL".)
FRAY LORENZO.- Y hoy se acabó,
no sé de Romeo.
Y la princesita encantada
despierta asustada y sin voz.
Será tarde ya,
la muerte está cerca.
Yo que quería salvarles
y ahora temo lo peor.
Y UN CORAZÓN
MUERE TAN FIRME
FRUTO DEL DAÑO
QUE HA HECHO LA IRA,
EL ODIO Y RENCOR.
Y UNA RAZÓN
IRREBATIBLE
HOY LES SEPARA
PONIENDO POR MEDIO
UN MURO ENTRE LOS DOS.
Y DIME LA VERDAD
DIME SI NO EXISTE.
ESTE AMOR SINCERO
ES SOLO ILUSIÓN.
LOS SUEÑOS Y PROMESAS
YA NO SIRVEN.
SE LAS LLEVO EL VIENTO
Y TODO ACABÓ.
Me dicen que no,
Romeo no llega.
Se acerca la hora de ir por Julieta
y temo lo peor.
Que llegue a creer
que ella está muerta,
y loco de rabia se muera de pena,
de odio y dolor.
Y UN CORAZÓN
MUERE TAN FIRME
FRUTO DEL DAÑO
QUE HA HECHO LA IRA,
EL ODIO Y RENCOR.
Y UNA RAZÓN
IRREBATIBLE
HOY LES SEPARA
PONIENDO POR MEDIO
UN MURO ENTRE LOS DOS.
Y DIME LA VERDAD
DIME SI NO EXISTE.
ESTE AMOR SINCERO
ES SOLO ILUSIÓN.
LOS SUEÑOS Y PROMESAS
YA NO SIRVEN.
SE LAS LLEVO EL VIENTO
Y TODO ACABÓ.
(Telón)
ESCENA SEGUNDA
(A telón cerrado, Romeo y Baltasar aparecen desde el fondo del teatro, entre el público.)
BALTASAR.- Romeo, paciencia.
ROMEO.- ¡Déjame!
BALTASAR.- ¡Estás pálido y excitado! ¡Me temo alguna desgracia! ¡Romeo! ROMEO.- ¡Pues te equivocas!
BALTASAR.- ¡Romeo, por Dios!
ROMEO.- ¿No tienes cartas del fraile para mí?
BALTASAR.- ¡Ya te he dicho que no, solo vi a Julieta muerta cuando la llevaban al Panteón de los Capuleto!
ROMEO.- ¡Vete, vete!
(Se marcha por donde entró y se dirige a un palco cercano al escenario, donde se encuentra el boticario.)
ROMEO.- Consígueme un frasco de veneno, que actúe rápido y se extienda por todas la venas para que quien se lo tome, harto de la vida, caiga muerto.
BOTICARIO.- Tengo tales drogas mortales, pero la ley de Verona condena a muerte a quien las despache.
ROMEO.- El mundo no es tu amigo, ni tampoco su ley. Así que no seas pobre, quebrántala y toma esto.
(Le da un sobre con dinero, el boticario lo cuenta y saca un pequeño frasco.)
BOTICARIO.- Mi pobreza, que no mi voluntad, consiente.
ROMEO.- Pago a tu pobreza, no a tu voluntad.
BOTICARIO.- (Dándole el frasco.) Tómatelo, y aunque tuvieras la fuerza de veinte hombres te despacharía en seguida.
(Se abre el telón. Panteón familiar de los Capuleto. Aparece Julieta junto a Teobaldo y otros cadáveres ya en los huesos.)
ROMEO.- Mi amor, mi esposa... La muerte que ha libado la miel de tu aliento, no ha tenido poder sobre tu belleza y no está vencida. La enseña de tu belleza es aún carmesí en tus labios y mejillas, y la pálida bandera de la muerte no ha llegado hasta allí. Querida Julieta: ¿Por qué sigues siendo tan bella? ¿He de pensar que la caprichosa muerte se ha enamorado de ti y te guarda aquí, para que seas su amante? Aquí es donde voy a poner mi descanso eterno. Ojos, mirad por última vez. Brazos, dad el último abrazo. Labios, que sois las puertas del aliento, sellad con legítimo beso un trato perpetuo con la ávida muerte.
(Romeo canta el tema musical: "VIVIR SIN TI" )
ROMEO.- Te amé como la sal
se une con el mar
en un solo existir.
Perdiendo libertad,
mi propia libertad,
mis ganas de vivir... y hoy sin ti.
SIN TI, SIN TI,
SIN TI, NO,
NO PUEDO ESTAR SIN TI (BIS)
No puedo ni pensar,
mi vida qué será,
si no estoy junto a ti, no, no, no.
No sé qué pinto ya,
tu fuiste mi verdad,
y ya no sé vivir... hoy sin ti.
SIN TI, SIN TI,
SIN TI, NO,
NO PUEDO ESTAR SIN TI (BIS)
Muy pronto tú serás,
mi ángel, mi guardián,
ya juntos hasta el fin, no, no, no.
No nos separará
la tierra ni la mar,
que aquí no sé vivir... hoy sin ti.
SIN TI, SIN TI,
SIN TI, NO,
NO PUEDO ESTAR SIN TI (BIS)
Haz click aquí para ver videoclip en: www.youtube.com
"VIVIR SIN TI"
ROMEO Y JULIETA, el musical...
Autor: José María Asensio Mínguez
Interpretación: Grupo JADE FM
Duración: 4:33 minutos
Formato: >http://www.youtube.com
(Con los últimos compases de la canción Julieta comienza a moverse, pero Romeo que mira hacia el público no la ve, y al acabar el tema musical, se bebe de un trago todo el veneno.)
(Tras unos segundos de tenso silencio suena el tema
instrumental: "TRISTEZA".)
JULIETA.- ¡Romeo! (Le coge entre sus brazos
y descubre el frasco en su mano) ¡Veneno! y te lo has bebido todo, sin dejar
una gota para seguirte. Besaré tus labios, quizá quede en ellos un poco de
veneno. ¡Dios mío! Tus labios están calientes…
ROMEO.- Con un beso muero.
(Le aprieta entre sus brazos y le vuelve a
besar. Se oye gente acercándose.)
JULIETA.- Siento pasos, es necesario
abreviar. (Coge el puñal del cinto de Romeo.) ¡Dulce hierro, descansa en mi corazón,
mientras yo muero!
(Se hiere de muerte y cae sobre el cuerpo de
Romeo. Aparecen Fray Lorenzo con los Capuleto, los amigos de Romeo y su
familia y, por último, el Príncipe. Todos quedan horrorizados al ver el
espectáculo.)
PRÍNCIPE.- ¡Este es el castigo a vuestro
odio! Porque el cielo sabe matar vuestras alegrías con amor. Y yo, ignorando
vuestras discordias, he perdido a dos parientes. Todos estamos castigados.
¡Todos estamos castigados!
(Aparece en escena el narrador, mientras el
cuadro de actores queda congelado.)
NARRADOR.- La mañana nos trae una paz
sombría. El sol, dolorido, no muestra su rostro. Salgamos y hablemos de estas
tristezas. Unos verán perdón y otros castigo. Pues nunca hubo una historia de
más dolor que esta de Julieta y su Romeo.
(Termina el tema instrumental: "TRISTEZA")
(Telón)
FIN
Autor Libreto y Música: José María Asensio
Mínguez
MÁS INFO:
youtube.com/user/jadefm
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LA CELESTINA,,EL CONDE DE MONTECRISTO,
LA OPERA-ROCK DON JUAN TENORIO y mucho más... Temas musicales y libretos creados por nuestro
compositor: José María Asensio Mínguez.
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