PRIMERA PARTE
ACTO 1º
(Se levanta el telón. OSCURO TOTAL. Se enciende una cerilla
y a continuación una mano temblorosa enciende una gastada vela, iluminándose
tenuemente una mesa llena de libros y algunos pergaminos sueltos. Cervantes
está sentado y termina de escribir algo en una hoja. Mientras,
comienza el primer tema musical cantado: "OBERTURA" y Cervantes empieza a releer mentalmente
el final de su obra.)
Tema musical cantado: "OBERTURA"
"OBERTURA"
Musical: " ROCK QUIJOTE DE LA
MANCHA "
Autor: José María
Asensio Mínguez
Interpretación musical: JADE
FM
Duración: 5:00 minutos
Formato: Haz clic aquí para ver el video en >http://www.youtube.com
CERVANTES. - (VOZ EN OFF)
Para mí solo nació don Quijote, y yo para él: él
supo obrar, y yo escribir, solos los dos somos para en uno, a despecho
y pesar del escritor fingido y tordesillesco que se atrevió, o se
ha de atrever, a escribir con pluma de avestruz grosera y mal deliñada
las hazañas de mi valeroso caballero, porque no es carga de sus
hombros, ni asunto de su resfriado ingenio; a quién advertirás,
si acaso llegas a conocerle, que deje reposar en la sepultura los cansados
y ya podridos huesos de don Quijote, y no le quiera llevar, contra todos
los fueros de la muerte, a Castilla la Vieja, haciéndole salir de
la fosa donde real y verdaderamente yace tendido de largo a largo, imposibilitado
de hacer tercera jornada y salida nueva.
MUSA. - Luz que inundas mi oscuridad.
Ven y alumbra mentira y verdad.
Ah, ah, ah, ...
Luz, mi estrella tu eres
mi paz.
Ven y enseña tu mi
verdad.
Ah, ah, ah, ...
CERVANTES. - (VOZ EN OFF)
Que para hacer burla de tantas como hicieron tantos andantes caballeros,
bastan las dos que él hizo tan a gusto y beneplácito de las
gentes a cuya noticia llegaron, así en éstos como en los
extraños reinos. Y con esto cumplirás con tu cristiana profesión,
aconsejando bien a quien mal te quiere y yo quedaré satisfecho y
ufano de haber sido el primero que gozó el fruto de sus escritos
enteramente, como deseaba, pues no ha sido otro mi deseo que poner en aborrecimiento
de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías,
que por las de mi verdadero don Quijote van ya tropezando y han de caer
del todo sin duda alguna.
(Cuando comienza el tema musical "OBERTURA"
se abre el telón y, con la escena vacía y en penumbra,
empieza a montarse todo el atrezzo que los actores van colocando poco a
poco. La escenografía está compuesta por cestas de mimbre
desordenadas y amontonadas por todo el espacio escénico. En el fondo
destaca una gran pantalla led donde se visualiza una vieja estantería
llena de libros antiguos. En un lateral un bastidor con una tela blanca,
tipo espejo de vestidor, libros y algunos otros objetos olvidados y en
desuso.)
(De las diablas surge un pequeño
haz de luz acompañado de un chillido de trampilla de madera. Aumenta
progresivamente la luz, finalizando, este efecto sonoro, con un estruendo de la
trampilla golpeando contra el suelo e iluminado, en forma de rectángulo,
la estancia que queda en penumbra, solo alumbrada por el haz de luz muy
vivo y brillante; se dejan ver numerosas motas de polvo en suspensión.
A continuación cae una escalera de cuerda y peldaños de madera.
Por ella desciende lentamente don Quijote, con un camisón de dormir
que le llega por las rodillas. Al llegar abajo enciende una palmatoria
que se encuentra encima de una cesta. Toda esta escena es simultánea
a la acción de Cervantes y que consiste en ordenar la mesa y los
pergaminos empezando a leerlos pausadamente con voz cansada.)
CERVANTES. - En un lugar de la Mancha,
de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía
un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco
y galgo corredor. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta
y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza que
así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la
edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años. Era de complexión
recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la
caza. Es, pues, de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba
ocioso -que eran los más del año-, se daba a leer libros
de caballerías, con tal afición y gusto, que olvidó
casi de todo punto el ejercicio de la caza y aun la administración
de su hacienda; y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto,
que vendió muchas fanegas de tierra de sembradura para comprar libros
de caballerías en qué leer, y, así, llevó a
su casa todos cuantos pudo haber de ellos.
En resolución, él
se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo
de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así,
del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro de manera
que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo
aquello que leía en los libros, así de encantamientos como
de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores,
tormentas y disparates imposibles; y asentósele de tal modo en la
imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas
soñadas invenciones que leía, que para él no había
otra historia más cierta en el mundo.
(Mientras Cervantes ha leído
este párrafo, don Quijote remueve entre las cestas buscando libros
y enfrascándose en la lectura de uno, dejándose llevar corporalmente
de lo que lee. Con una mano sostiene el libro y con la otra la palmatoria.)
CERVANTES. - En efecto, rematado
ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que
jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció CONVENIBLE
Y NECESARIO... (baja la voz)
QUIJOTE. - ...CONVENIBLE Y NECESARIO,
así para el aumento de mí honra como para el servicio de
la República, hacerme caballero andante e irme por todo el mundo
con mis armas y caballo a buscar las aventuras y a ejercitarme en todo
aquello que he leído de los caballeros andantes, deshaciendo todo
género de agravios y poniéndome en ocasiones y peligros donde,
acabándolos, cobraré eterno nombre y fama.
CERVANTES - Imaginábase el
pobre ya coronado por el valor de su brazo, por lo menos del Imperio de
Trapisonda; y así, con estos tan agradables pensamientos, llevado
del extraño gusto que en ellos sentía, se dio prisa a poner
en efecto lo que deseaba.
(Mientras Cervantes va narrando,
don Quijote encuentra unas armas que habían sido de sus bisabuelos,
que, tomadas de orín y llenas de moho, luengos siglos había
que estaban puestas y olvidadas en un rincón. Limpíolas y
aderezolas lo mejor que pudo; pero vio que tenían una gran falta,
y era que no tenían celada de encaje, sino morrión simple;
mas a esto suplió su industria, porque de cartones hizo un modo
de media celada que, encajada con el morrión, hacía una apariencia
de celada entera de tal manera, que el quedó satisfecho de su fortaleza,
teniéndola por celada finísima de encaje.)
(Ha cambiado el fondo de la pantalla led,
visualizándose ahora un establo con un caballo blanco y totalmente
escuálido: Rocinante.)
CERVANTES - Fue luego a ver a su
rocín, y aunque tenía más cuartos que un real y más
tachas que el caballo de Gonela, famoso por su flaqueza y extenuación,
le pareció que ni el Bucéfalo de Alejandro ni Babieca el
del Cid con él se igualaban. Cuatro días se le pasaron en
imaginar qué nombre le pondría, porque -según se decía
él a sí mismo- no era razón que caballo de caballero
tan famoso, y tan bueno él por si, estuviese sin nombre conocido;
y, así, después de muchos nombres que formó, borró
y quitó, añadió, deshizo y tornó a hacer en
su memoria e imaginación, al fin le vino a llamar...
QUIJOTE. - (Con fuerza) ¡Rocinante!,
nombre alto, sonoro y significativo de lo que había sido cuando
fue rocín, antes de lo que ahora es, que es antes y primero de todos
los rocines del mundo.
(Aparece en pantalla led la imagen
de un sótano con grandes estanterías repletas de gruesos
libros; la mayoría están encuadernados en piel.)
CERVANTES.- Puesto nombre, y tan
a su gusto, a su caballo, quiso ponérsele a sí mismo, y en
este pensamiento duró otros ocho días, y al cabo se vino
a llamar: don Quijote. Pero acordándose que el valeroso Amadís
no sólo se había contentado con llamarse Amadís a
secas, sino que añadió el nombre de su reino y patria, por
hacerla famosa, y se llamó Amadís de Gaula, así quiso,
como buen caballero, añadir al suyo el nombre de la suya y llamarse...
QUIJOTE.- Don Quijote de la
Mancha, declarando muy al vivo mi linaje y patria, honrándola con
tomar el sobrenombre de ella. Y si me encuentro por ahí con algún
gigante, como de ordinario les acontece a los caballeros andantes, y le
derribo de un encuentro, o le parto por la mitad del cuerpo, o, finalmente,
le venzo y le rindo, ¿no será bien tener a quién enviarle,
y que entre y se hinque de rodillas ante mi dulce señora y diga
con voz humilde y rendida: <<Yo, señora, soy el gigante Caraculiambro,
señor de la ínsula Malindrania, a quien venció en
singular batalla el jamás como se debe alabado caballero Don Quijote
de la Mancha, el cual me mandó que me presentase ante la vuestra
merced, para que la vuestra grandeza disponga de mí a su talante">>
(Suena el tema instrumental: “Carta
de amor”)
CERVANTES.- ¡Oh, cómo se holgó
nuestro buen caballero cuando hubo hecho este discurso, y más cuando
halló a quién dar el nombre de su dama! Llamábase
Aldonza Lorenzo, y a ésta le pareció bien darle título
de señora de sus pensamientos.
(Don Quijote se aproxima al espejo
y con pose, entre gallarda y melancólica, exclama...)
QUIJOTE. - ¡Oh princesa Dulcinea,
señora de este cautivo corazón! No os olvidéis de
este vuestro humilde caballero, que tantas cuitas por vuestro amor padece.
(Al comenzar el tema cantado: “Don
Quijote desempolva sus armas”, el personaje de don Quijote-ACTOR se queda estático
frente al espejo y en sombra. Se ilumina entonces el otro lado del espejo
apareciendo el don Quijote-CANTANTE con una armadura y porte deslumbrante,
produciéndose así un cambio total de atmósfera, transformándose
la iluminación en irreal y fantástica.)
Tema musical cantado: "DON QUIJOTE DESEMPOLVA SUS ARMAS"
QUIJOTE.- Llegó la
noche, todos esperan ya.
Llegó el momento, la hora de la verdad.
Sí, un caballero andante he de ser,
y en mil
batallas luchando venceré.
UN ADIÓS EN LAS SOMBRAS,
A LOS
MÍOS DEJARÉ.
PARTIRÉ
ESTA NOCHE Y ME IRÉ
A LIBRAR MIL BATALLAS
GALOPANDO
EN MI CORCEL
POR LA
BELLA DULCINEA LUCHARÉ.
Limpié las armas, mi escudo listo está.
Seré
valiente, al mal yo he de ganar.
Al propio nombre
el de mi patria añadiré:
Don Quijote
de la Mancha; haré historia, ya veréis.
UN ADIÓS EN LAS SOMBRAS,
A LOS
MÍOS DEJARÉ.
PARTIRÉ
ESTA NOCHE Y ME IRÉ
A LIBRAR MIL BATALLAS
GALOPANDO
EN MI CORCEL
POR LA
BELLA DULCINEA LUCHARÉ.
Llegó la noche. Rocinante espera ya.
Llegó
el momento, la hora de la verdad.
He de ser fuerte,
a mil demonios venceré
Y en la contienda
nombre y fama alcanzaré...
UN ADIÓS EN LAS SOMBRAS,
A LOS
MÍOS DEJARÉ.
PARTIRÉ
ESTA NOCHE Y ME IRÉ
A LIBRAR MIL BATALLAS
GALOPANDO
EN MI CORCEL
POR LA
BELLA DULCINEA LUCHARÉ.
(OSCURO)
"DON QUIJOTE DESEMPOLVA SUS ARMAS"
Musical: " ROCK QUIJOTE DE LA
MANCHA "
Autor: José María
Asensio Mínguez
Interpretación musical: JADE
FM
Duración: 5:00 minutos
Formato: >http://www.youtube.com
ACTO 2º
(Suena el tema instrumental: “La
muerte de don Quijote”)
*( ILUMINACIÓN: La misma que al comienzo del acto primero)
CERVANTES. - Hechas, pues, estas
prevenciones, no quiso aguardar mas tiempo a poner en efecto su pensamiento.
Y así, sin dar parte a persona alguna de su intención y sin
que nadie le viese, una mañana, antes del día, que era uno
de los calurosos del mes de julio, se armó de todas sus armas, subió
sobre Rocinante, embrozó su adarga, tomó su lanza y por la
puerta falsa de un corral salió al campo con grandísimo contento
y alborozo de ver cómo con cuánta facilidad había
dado principio a su buen deseo.
Mas apenas se vio en el campo,
cuando le asaltó un pensamiento terrible y fue que le vino a la
memoria que no era armado caballero y que, conforme a la ley de caballería,
ni podía ni debía luchar con ningún caballero.
Estos pensamientos le hicieron
titubear en su propósito; mas, pudiendo más su locura que
otra razón alguna, propuso hacerse armar caballero del primero que
topase, a imitación de otros muchos que así lo hicieron.
Yendo, pues, caminando vio no lejos del sendero por donde iba una venta,
que se le representó que era un castillo con sus cuatro torres y
chapiteles, sin faltarle su puente levadizo y honda cava.
* ESCENOGRAFÍA: Imagen en la pantalla led
del pórtico de una típica venta. Mesas con varios vasos, velas derretidas y alguna jarra
de vino.
* ILUMINACION: “Anochece” (azul
americano). Rayo de luna concentrado en el centro de la escena.
*ACCIÓN: Entra don
Quijote y es recibido por tres mozas de estas que se llaman “del
partido” (rameras); temerosas y curiosas ven acercarse a don Quijote que
se dirige a ellas levantándose la celada.
QUIJOTE. – “Non fullan” las vuestras
mercedes, ni teman desaguisado alguno, que a la orden de caballería
que profeso non toca ni atañen “facerle” daño alguno, cuanto
más a tan altas doncellas como vuestras presencias demuestran.
(Aparece el ventero. Hombre pacífico)
VENTERO. - Si vuestra merced, señor
caballero, busca posada, amén del lecho, porque en esta venta no
hay ninguno, todo lo demás se hallará en ella en mucha abundancia.
QUIJOTE. - Para mi, señor
alcaide de la fortaleza, cualquier cosa basta, porque mis arreos son las
armas, mi descanso el pelear, mi cama las duras peñas, mi dormir
siempre velar.
VENTERO. - Pues siendo las camas
de vuestra merced las duras peñas, y su dormir siempre velar; bien
se puede acomodar en esta choza con seguridad de hallar ocasión
y ocasiones para no dormir en todo un año, cuanto más en
una noche.
(Las doncellas le acomodan en la
silla y le quitan el peto y el espaldar, no pudiendo desencajarle la gola,
ni quitarle la contrahecha celada, que traía atada con una cintas
verdes, y era menester cortarlas; mas él no lo quiso consentir
en ninguna manera, quedándose toda la noche con la celada puesta,
siendo la más graciosa y extraña figura que se pudiera pensar;
y al desarmarle, como él se imaginaba que aquellas traídas
y llevadas que le desarmaban eran algunas principales señoras y
damas del castillo improvisó unos versos...)
QUIJOTE. - Nunca fuera caballero
de damas tan bien servido
como fuera don Quijote
cuando de su aldea vino:
doncellas cuidaban de él,
princesas, del su rocino.
RAMERA 1. - ¡Doncellas dice,
ja, ja, ja!
(Va quitando la espada, el peto...)
RAMERA 2.- ¡Ayúdame,
con cuidado. Así, así, tira fuerte!
(Intentan quitarle la celada)
RAMERA 3. - No hay modo de soltarlo
señoría.
QUIJOTE. - Lo mismo da, que no quiero
descubrirme hasta que las “fazañas fechas” en vuestros servicios
finalicen.
(Se dirige al posadero y se le hinca
de rodillas a sus pies. El posadero se asombra)
QUIJOTE. - No me levantaré
jamás de donde estoy, hasta que me concedáis un don que quiero
pediros.
POSADERO. - Y que puede conceder
mi humilde persona a tan alto personaje.
QUIJOTE. - El don que deseo pediros
es que mañana me habéis de armar caballero, y esta noche
en el patio del castillo velaré las armas.
(Las rameras se ríen y el
posadero las manda fuera)
* ILUMINACIÓN: La escena
se ha oscurecido más, ya que el posadero, al retirarse, ha apagado
las velas, llevándose él una y quedando en penumbra la estancia.
Don Quijote vela sus armas con la lanza en ristre, mientras que sigue proyectado
el rayo de luna sobre la armadura que depositaron sobre la mesa tan nobles
damas.
* SONIDO: Grillos, búho,
ruidos nocturnos...
(Entra un arriero somnoliento a
beber de una jarra de vino que hay encima de la mesa e intenta retirar
la armadura para sentarse.)
QUIJOTE. - ¡Si las tocas,
atrevido caballero, si llegas a tocar las armas del más valeroso
caballero andante que jamás se ciñó espada, dejarás
la vida en pago de tu atrevimiento!
(El arriero le mira con desdén
y acto seguido las tira de un manotazo al suelo)
QUIJOTE. - ¡Oh, señora
mía Dulcinea, ayúdame en esta primera afrenta que a tu avasallado
pecho se le hace!
ARRIERO. - ¡Está loco!
(Don Quijote golpea con la lanza
por dos veces al arriero, que cae desplomado al suelo; repitiéndose
la escena con otro arriero, momento en el cual salen las remeras y voceando
alertando a todos)
(Suena de fondo el tema instrumental:
“La lucha con los arrieros”)
RAMERA. - ¡Socorro! ¡Socorro
que les mata! ¡Que matan a vuestros compañeros, socorro!
(Los arrieros cogen palos y piedras
y empiezan a lanzarlas contra don Quijote)
ARRIEROS 1, 2 y 3. - ¡Toma
ladrón! ¡Hijo puta! ¡Dale, dale! ¡Perro! ¡Aguanta
esto perro rabioso! ¡Alimaña! ¡Asesino! ¡Rufián!...
QUIJOTE. - ¡Alevosos, traidores,
bellacos! ¡Atrás, atrás! Veréis el pago que
vais a llevar por vuestra sandez y demasía. ¡Atrás,
baja canalla!
(Los arrieros terminan por tirarlo
al suelo golpeándolo aparatosamente, mientras don Quijote se defiende
protegiéndose con el escudo y los brazos, momento este en el que
aparece el posadero dando voces y separando a los arrieros que están
cebados con don Quijote)
POSADERO. - ¡Pero, qué
estáis haciendo! ¡Quietos, quietos, dejadle, dejadle! No veis
que es un loco, y por loco se librará de la justicia aunque nos
mate a todos. (Ayudando a don Quijote a levantarse) Señor, señor,
con dos horas que veléis las armas es suficiente, y vos lleváis
cuatro, es hora de armaros caballero.
(El posadero ayuda a don Quijote
a recolocar la celada mientras las rameras recogen la armadura del suelo
y le devuelven la lanza).
(SUENA EL TEMA INSTRUMENTAL: “Lágrimas
de amor”)
(El posadero coge un libro donde
asentaba la contabilidad de los sacos de cebada que de los arrieros y,
con un cabo de vela que le trae una ramera, manda a don Quijote hincar
las rodillas en tierra. Entonces simula leer, mascullando entre dientes
una mezcla de latinajos y castellano.)
* ILUMINACIÓN: En este cuadro
se incrementa el brillo y la intensidad del rayo de luna que cae sobre
el posadero y don Quijote mientras le está armando caballero, ya
que los arrieros, al retirarse, se han llevado la mesa donde se encontraba
la armadura, concluyendo la iluminación en penumbra hasta el oscuro
total cuando termina la escena.
POSADERO. - (Carraspeando continuamente)
De animan mean, similibus, amilibus jurantum. Fenomenun campidum meun casatium,
armaquetum, precocida. ¡Caballero de la espada!
(En este momento alza la mano y
le da un colleja y con su misma espada un gentil espaldarazo, siempre murmurando
entre diente como que reza. Hecho esto mandó a una de aquellas doncellas
que le ciñese la espada, y entre risas contenidas y algunas reverencias
concluye…)
RAMERA 2. - ¡Dios haga a “vuesa”
merced muy venturoso caballero, y le de valor en las lides!
OSCURO
ACTO 3º
* ILUMINACIÓN: Lateral derecho,
dos rayos de sol por delante de la cama a dos alturas diferentes en el
mismo plano.
* DECORADOS: Fondo de estancia.
Trampilla de sótano en la habitación que luego clavará
el criado.
* ATREZZO: Cama en mitad del escenario
amplia y de hierro, almohadón grande y ancho, dosel, mesilla y vela
encendida.
(Sobre la cama se encuentra don
Quijote delirando. Mientras duerme, el criado clava unas tablas con puntas
en el suelo y después coloca junto con el cura y el barbero, el
ama y la criada un arcón o armario encima de las tablas. Los martillazos
marcan el ritmo de los recitados que van acompañados de percusión.)
CERVANTES.- Pasados tres días
y después que don Quijote se enfrentara a unos mercaderes toledanos
que iban a comprar sedas a Murcia, y que un mozo de mulas, de los que allí
venían, tomara un pedazo de lanza y diera a don Quijote tantos palos,
que a despecho y pesar de sus armas, le molió con tal tempestad
que lo dejó muy maltrecho y tendido en el camino. Aconteció
que acertó a pasar por allí un labrador de su mismo lugar
y vecino suyo, que venía de llevar una carga de trigo al molino,
reconociole y subiendo sobre su jumento le acercó a su casa a la
hora que anochecía, aguardando a que fuese algo más de noche,
porque no viesen los vecinos al molido hidalgo.
(Suenan unos golpes secos en la
puerta)
LABRADOR. - (VOZ EN OFF) Abran vuestras
mercedes al señor Valdovinos (PERCUSIÓN), y al señor
marqués de Mantua, que viene “malfetido” (PERCUSIÓN), y al
señor Moro Albindarráez que trae cautivo al valeroso Rodrigo
de Narváez, alcaide de Antequera (PERCUSIÓN).
QUIJOTE - Llámese a la sabia
Urganda, que cure y cate de mis heridas (PERCUSIÓN).
BARBERO. - (VOZ EN OFF) Heridas
no tiene, no está más que molido, pero los males de la sesera
ya es otro cantar (PERCUSIÓN).
AMA. - (VOZ EN OFF) ¡Malditos,
digo, sean otra vez y otras ciento estos libros de caballerías,
que tal han parado a vuestra merced. (PERCUSIÓN)
CURA. - (VOZ EN OFF) ¡Ta,
ta! ¿Jayanes hay en la danza? A fe mía que los quemaremos
antes que llegue el día de mañana. (PERCUSIÓN)
AMA. - (VOZ EN OFF) Tome vuestra
merced, señor licenciado, rocíe este aposento, no esté
aquí algún encantador de los muchos que tienen estos libros,
y nos encante a todos. (PERCUSIÓN)
SOBRINA.- (VOZ EN OFF)¡No!,
no hay que perdonar a ninguno, porque todos han sido los dañadores;
mejor será arrojarlos por las ventanas al patio y pegarles fuego.
(PERCUSIÓN)
(Se despierta don Quijote dando
voces. El sonido de las percusiones y el ruido de los libros ardiendo le
han desvelado)
QUIJOTE. - ¡Aquí, aquí
valerosos caballeros, aquí es menester mostrar la fuerza de esos
valerosos brazos.
(Se levanta de la cama dando voces,
cuchilladas y reveses a todas partes, estando tan despierto como si nunca
hubiera dormido. Abrazándose a él, y por la fuerza, el ama,
la sobrina, el cura y el licenciado le devuelven al lecho.)
QUIJOTE. - Por cierto, señor
arzobispo Turpín, que es una pena que nos robaran los doce pares,
dejando, sin más ni más, llevar la victoria de este torneo
a los caballeros cortesanos.
CURA. - Calle vuestra merced, señor
compadre, que lo que hoy se pierde, se gane mañana y atienda vuestra
merced a su salud por ahora, que está malherido.
QUIJOTE. - Herido no, pero molido
y quebrantado, no hay duda de ello; porque aquel bastardo de don Roldán
me ha molido a palos con el tronco de una encina. Más no me llamara
yo, Reinaldo de Montalbán, si en levantándome de este lecho,
no me lo pagare a pesar de todos sus encantamientos; y ahora tráiganme
de yantar que tengo hambre.
SOBRINA. - Sí, tío,
de inmediato, pero ahora descansad un poco.
(Se queda dormido. Se retiran todos,
el ama y la sobrina han apagado las velas. Por la ventana se ve resplandor
de fuego y ruido de los libros ardiendo. Sueña don Quijote en alto
despertándose sobresaltado, se levanta y empieza a buscar el sótano
de los libros; hace ruido golpeando contra el suelo y entran la sobrina,
el ama, el cura y el barbero.)
QUIJOTE. - ¿Dónde
está mi aposento?
SOBRINA. - ¿Qué aposento?
QUIJOTE. - ¿Qué aposento
va a ser? ¡El de mis libros!
AMA. - ¿Qué aposento
o qué nada busca vuestra merced? Ya no hay aposento, ni libros en
esta casa, porque todo se lo llevó el diablo.
SOBRINA. - No era el diablo, sino
un encantador que vino sobre una nube una noche y, bajando de una serpiente,
entró en el aposento, y no sé lo que hizo dentro. Saliendo
volando por el tejado y dejó la casa llena de humo, y, cuando miramos,
no vimos ni libros, ni aposento alguno.
AMA. - Solo se nos acuerda que al
tiempo de partir aquel mal viejo dijo, dando altas voces, que se llamaba
el sabio Muñatón.
QUIJOTE. - ¡Muñatón,
Muñatán! ¡Cómo Muñatón!, Frestón,
era el mago Frestón, grande enemigo mío, que me tiene ojeriza.
¡Juro que me vengaré Frestón!
SOBRINA. - No sé si se llamaba
Frestón o Fristón, solo sé que acabó en tón.
(Don quijote vuelve a su cama y
aparece Sancho con el criado)
SANCHO. - Soy yo, ¿dan vuestras
mercedes permiso?
QUIJOTE.- Adelante, Sancho amigo.
SOBRINA. - Buenos son con tan grata
compañía.
SANCHO. - Pasaba por aquí,
de recoger a mis cerdos, y me dije: ¿cómo estará don
Alonso de su caída?
QUIJOTE. - Comparado con tus cerdos,
bastante bien, gracias a los cuidados de mi sobrina, y el ama; el reposo
y la buena conversación con mis amigos han sido la mejor medicina.
SANCHO. - Vaya pues me alegro.
CURA. - Ya hemos platicado un rato
y ahora le dejamos en buena compañía.
SOBRINA. - Pero se van vuestras
mercedes...
CURA. - Sí, se hace tarde.
SOBRINA. - Les acompaño hasta
la puerta.
BARBERO. - Quédese con Sancho,
que nosotros volvemos mañana.
QUIJOTE. - Hasta mañana,
pues.
SANCHO. - Vayan vuestras mercedes
con Dios.
TELÓN
(Salen la sobrina, el barbero, el
ama y el cura al proscenio,
mientras, a telón cerrado, se cambia
la escenografía.)
CURA. - Después de tener
una sabrosa charla con nuestro compadre, le hemos encontrado tranquilo.
AMA. - Sí, pero... ¿cómo
está de sus manías?
CURA. - Pues, dándole la
razón, algunas veces... Umm, regular.
BARBERO. - Sí, porque si
no le llevamos la corriente, no podremos averiguar cuáles son sus
pensamientos.
SOBRINA. - Y, ¿cuáles
son sus pensamientos?, ¿habrá olvidado ya sus disparatadas
aventuras?
CURA. - Esperemos que tal vez, poco
a poco, con el tiempo...
(Se marchan por el centro
del patio de butacas)
OSCURO
ACTO 4º
* ESCENOGRAFÍA: Plaza
del pueblo con aperos de labranza, burro, gallinas…
* PANTALLA LED:
Fondo de plaza de pueblo con una calle lateral.
* ILUMINACIÓN: Pleno
día.
CERVANTES. - Y en este tiempo solicitó
don Quijote a un labrador vecino suyo, hombre de bien pero de muy poca
sal en la mollera, que le acompañara en sus aventuras. En resolución,
tanto le dijo, tanto le persuadió y prometió, que el pobre
villano se determinó de salirse con él y servirle de escudero.
QUIJOTE. - Si vienes conmigo, tal
vez amigo Sancho, te puedan suceder aventuras; o que ganarse yo, en quítame
allá esas pajas, alguna ínsula y te dejase por gobernador
de ella.
SANCHO. - Mire vuestra merced, señor
caballero andante, déme la ínsula que yo la sabré
gobernar por grande que sea.
QUIJOTE. - Has de saber que fue
costumbre muy usada de los caballeros andantes, hacer gobernadores a sus
escuderos de las ínsulas o reinos que ganaban, y bien podría
ser que, antes de seis días, ganase yo tal reino y te coronase rey
de uno de ellos.
SANCHO. - De esa manera, si yo fuese
rey por algún milagro, por lo menos Teresa Panza, mi mujer, vendría
a ser reina y mis hijos infantes.
QUIJOTE. - Pues, ¿quién
lo duda?
SANCHO. - Yo lo dudo, porque mi
Teresa no vale dos maravedíes para reina; condesa le caerá
mejor, y aún Dios y ayuda.
QUIJOTE. - Encomiéndalo a
tu Dios que Él te dará lo que más convenga; pero no
apoques tu ánimo tanto que te vengas a contentar con menos que con
ser gobernador.
SANCHO. - No lo haré, señor
mío, y más teniendo tan principal amo en vuestra merced,
que me sabrá dar todo aquello que me esté bien y yo pueda
llevar.
(Don Quijote se marcha y, en la
plaza donde queda Sancho, empieza la actividad del vecindario, que barren,
lavan y tienden ropa..., justo al comenzar a sonar el tema cantado: "SANCHO ESCUDERO". Éste se ha quedado embelesado pensando en las ínsulas
prometidas mientras cepilla al rucio.)
(Durante este tema Cervantes, que
había estado leyendo y corrigiendo algún pergamino, se queda
dormido.)
Tema musical
cantado: "SANCHO ESCUDERO"
SANCHO. - Este vecino
me parece que
no “anda bien“,
me pregunto por qué.
Hoy me ha pedido
que me fuera
como escudero
y no sé que hacer.
Me ha prometido que seré
gobernador y
un ducado tendré.
Yo no sé
dónde me he metido,
pero creo en
claro algo sacaré.
SANCHO SERÉ,
UN ESCUDERO DURO Y FIEL
SANCHO, Y YA ESTÁ,
NO QUIERO APODOS,
NI NOMBRES DE MÁS (BIS)
Con don Quijote aventuras sé
que de seguro
he de tener.
Saldremos pronto
esta noche,
mañana
lejos de aquí estaré.
A mi Sanchica vestiré,
de seda y oro
a mi mujer,
pues mi Teresa
se merece
estar casada
con todo un rey.
SANCHO SERÉ,
UN ESCUDERO DURO Y FIEL
SANCHO, Y YA ESTÁ,
NO QUIERO APODOS,
NI NOMBRES DE MÁS (BIS)
Ya me veo gobernando,
rico sin querer.
Por el brazo de mi amo yo seré
el que ayude a los pobres
y el que aplique bien la ley.
Yo seré grande, un virrey...
SANCHO SERÉ,
UN ESCUDERO DURO Y FIEL
SANCHO, Y YA ESTÁ,
NO QUIERO APODOS,
NI NOMBRES DE MÁS (BIS)
* ILUMINACION: Durante este tema
cantado se utilizará una iluminación tipo espectáculo,
terminando con la iluminación centrada en Cervantes que se ha quedado
dormido. Al final solo queda la iluminación de la vela.
"SANCHO ESCUDERO"
Musical: " ROCK QUIJOTE DE LA
MANCHA "
Autor: José María
Asensio Mínguez
Interpretación musical: JADE
FM
Duración: 5:00 minutos
Formato: >http://www.youtube.com
ACTO 5º
(Todo el cuadro con voz en off y
de fondo el sonido de los molinos de viento. Mientras, a telón cerrado,
se montan los decorados.)
QUIJOTE. - La ventura va guiando
nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves
allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o poco más
desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos
las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer, que ésta
es buena guerra y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de
sobre la faz de la tierra.
SANCHO. - ¿Qué gigantes?
QUIJOTE. - Aquellos que allí
ves de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.
SANCHO. - Mire vuestra merced que
aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento,
y en lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas por el
viento, hacen andar la piedra del molino.
QUIJOTE. - Bien parece que no estás
cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo,
quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que
yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla. ¡”Non fuyades”,
cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete!
¡Pues aunque mováis más brazos que los del gigante
Briareo, me lo habéis de pagar!
(Se abre el telón con todos
los personajes-CANTANTES en posición estática)
* ILUMINACION: Irreal, de espectáculo.
* DECORADOS: Molino de viento y
cestas para acarrear grano diseminadas por la escena.
* Pantalla led: Típica
estampa manchega con molinos de viento a lo lejos.
(Se incrementa el ruido de los
molinos de viento mezclado con el principio de la canción.)
CANCIÓN: “LA BATALLA
DE LOS MOLINOS DE VIENTO”
DON QUIJOTE. - Mi, mira, mira amigo
Sancho
¿no son
gigantes?
aquellos bellacos
que vienen hacia
aquí.
SANCHO. - Pe, pero, pero ¡qué
gigantes!
No veo tal cosa,
señor,
solo unos molinos
con sus aspas
hacia el sol.
DON QUIJOTE. - ¿Pe, pero,
pero aún no los ves?
¡Debes
mirar mejor!
Esta es
la batalla
que ganaré
por mi amor.
SANCHO. - ¿No, no, no, no,
no lo veis, señor?
Allí
no hay gigantes.
Es solo
un engaño
de un
genio malhechor. ¡No!
DON QUIJOTE. - Vamos, Sancho prepara
mis armas.
¡A
la batalla!
(COREOGRAFÍA: Baile de los gigantes)
GIGANTE 1. - Si soy yo,
el gigante
de los brazos largos.
El que
todos temen
y huyen
de mí.
GIGANTE 2. - Pe, pero, ¿pero
quién eres tú?
¿Acaso
don Quijote?
Un frágil
caballero
que luchará
hoy aquí.
GIGANTE 1. - ¡Cómo!,
¿no sabes quién soy yo?
te lo
diré: tu derrota...
Nadie
me ha vencido
y nunca
perdí.
GIGANTE 2. - Acaso, ¿no os
dais cuenta, señor?
Os voy
hacer daño;
os demostraré
que mis
brazos no tienen fin. ¡Sí!
(Don Quijote cae al suelo tras ser golpeado por los gigantes.)
SANCHO. - ¡”Válame”
Dios! ¿No le dije yo a vuestra merced que mirase lo que hacía,
que no eran sino molinos de viento?
(Intenta levantar a Don Quijote sin lograrlo)
QUIJOTE - Calla, amigo Sancho, que
las cosas de la guerra más que otras están sujetas a continua
mudanza; cuánto más, que yo pienso, y es así verdad,
que aquel sabio Frestón que me robó el aposento y los libros
ha vuelto estos gigantes en molinos, para quitarme la gloria de su vencimiento:
tal es la enemistad que me tiene; más al cabo, han de poder poco
sus malas artes contra la bondad de mi espada.
TELÓN
(Un golpe de viento apaga
las velas que iluminan a Cervantes que ha permanecido dormido toda la escena.)
ACTO 6º
* ILUMINACIÓN: Azul americano.
Se enciende una cerilla y, al igual que al principio de la obra, se prende
la vela que ilumina la estancia.
* MUSICA INSTRUMENTAL: "Don Quijote
desempolva sus armas" mezclada con efecto de arroyo bajando de la montaña y sonido
de pajarillos.
* ESCENOGRAFÍA: Vegetación
diseminada y una estructura de cartón piedra de gran tamaño
simula una roca.
* PANTALLA LED: Paisaje
de montaña.
CERVANTES. - Después de librar
unas cuantas batallas como el ataque de los cabreros o cuando topó con
unos desalmados yagüenses, donde salieron amo, criado y caballo molidos
a palos, o la famosa aventura que vivió nuestro hidalgo para conseguir
el preciado “Yelmo de Mambrino”, llegaron don Quijote y Sancho a un recóndito
paraje de Sierra Morena, siendo allí donde Gines de Pasamonte, liberado
por don Quijote de la Santa Hermandad, hurtó el asno a Sancho, dejándolo
muy triste y desconsolado.
* ILUMINACIÓN: Pleno día.
CERVANTES. - Mientras, nuestro caballero,
buscó un lugar por donde corría un manso arroyuelo, y hacíase
por toda su redondez un prado tan verde y vicioso que daba contento a los
ojos que lo miraban. Había por allí muchos árboles
silvestres y algunas plantas y flores, que hacían el lugar apacible.
QUIJOTE. - Éste es el lugar,
¡oh cielos!, que escojo para llorar la desventura en que vosotros
mismos me habéis puesto. Éste es el sitio donde el humor
de mis ojos acrecentará las aguas de este pequeño arroyo,
y mis continuos y profundos suspiros moverán las hojas de estos
montaraces árboles, en testimonio y señal de esta pena que
mi corazón padece. ¡Oh Dulcinea del Toboso, día de
mi noche, gloria de mi pena, norte de mis caminos, estrella de mi ventura:
considera el lugar y el estado a que tu ausencia me ha conducido. ¡Oh,
tú, escudero mío, agradable compañero en mis prósperos
y adversos sucesos, toma bien en la memoria lo que aquí me verás
hacer, para que lo cuentes! Ahora me falta rasgar mis vestiduras, esparcir
las armas y darme de calabazadas por estas peñas, con otras cosas
de este jaez, que te han de admirar.
SANCHO. - Por amor de Dios, que
mire vuestra merced cómo se da esas calabazadas, que a tal peña
podrá llegar y en tal punto, que con la primera se acabase la máquina
de esta penitencia. Y digo yo, que se contente con dárselas
en el agua, o en alguna cosa blanda, como algodón; que yo diré
a mi señora Dulcinea que vuestra merced se las daba en una punta
de peña, más dura que la de un diamante.
QUIJOTE. - Por lo menos quiero,
Sancho, y porque es menester así, que me veas en cueros, y hacer
una o dos docenas de locuras, que las haré en menos de media hora,
porque habiéndolas tú visto, por tus ojos, puedas jurarlo.
SANCHO. - Por amor de Dios, señor
mío, que no vea yo en cueros a vuestra merced, que me dará
mucha lástima, y no podré dejar de llorar; y tengo tal la
cabeza del llanto que anoche hice con el rucio, que no estoy para meterme
en nuevos lloros.
(Da unos pasos, recapacita brevemente
sobre lo que ha dicho don Quijote, y se vuelve.)
SANCHO. - Digo, señor, que
vuestra merced ha dicho muy bien: que para que pueda jurarlo sin cargo
de conciencia que hace locuras, será bien que vea si quiera una...
QUIJOTE. - ¿No te decía
yo? Espérate que en un credo las haré.
(Suena el tema instrumental: “Las
locuras de don Quijote”)
(Y desnudándose con toda
prisa los calzones, quedó en carnes y en pañales y luego,
sin más ni más, dio dos zapatetas en el aire, y dos tumbas
de cabeza a bajo y los pies en alto, descubriendo cosas que, por no verlas
otra vez, volvió Sancho la cabeza.)
SANCHO. - ¡Señor, señor,
cúbrase por el amor de Dios!
(Tras la exhibición se sienta
jadeando en la peña)
QUIJOTE. - En lo que toca a la carta
de amores, pondrás por firma: “Vuestro hasta la muerte, el caballero
de la triste figura”, que aunque esté escrita de mano ajena, no
importa, porque a lo que yo me sé acordar, Dulcinea no sabe leer
ni escribir, y en toda su vida ha visto letra mía, ni carta mía,
porque mis amores y los suyo han sido siempre platónicos, sin más
que una honesta mirada, tal es el recato y encerramiento con que su padre:
Lorenzo Corchuelo y su madre: Aldonza Nogales, la han criado.
SANCHO. - ¡Ta, ta, ta! ¿Que
la hija de Lorenzo Corchuelo es la señora Dulcinea del Toboso, llamada
por otro nombre Aldonza Lorenzo?
QUIJOTE. - Ésa es, y es la
que se merece ser señora de todo el universo.
SANCHO. - Bien la conozco, y sé
decir que tira tan bien una piedra, como el más forzudo zagal de
todo el pueblo, es moza de calidad, hecha y derecha y ¡de pelo en pecho!,
y que puede sacar la barba del lodo a cualquier caballero andante. ¡Oh
hideputa, qué rejo que tiene, y qué voz! Se puso un día
encima del campanario de la aldea a llamar a unos zagales, que andaban
en un barbecho y, aunque estaban de allí a más de media
legua, así la oyeron como si estuvieran al pie de la torre.
(Se acerca a don Quijote con confianza)
SANCHO. - Y ahora digo, señor
caballero de la triste figura, que no solamente puede y debe vuestra merced
hacer locuras por ella, sino que con justo título puede desesperarse
y ahorcarse; y confieso a vuestra merced una verdad, señor don Quijote:
que hasta aquí he estado en una grande ignorancia, que pensaba que
la señora Dulcinea debía de ser alguna princesa de quien
vuestra merced estaba enamorado.
QUIJOTE. - ¡Calla, Sancho,
que eres muy grande hablador aunque de ingenio “li-mi-ta-do”. ¡No
seas necio! Porque has de saber, sino lo sabes, que dos cosas solas incitan
a amar más que otras; que son: la mucha hermosura y la buena fama,
y estas dos cosas se hallan consumadamente en Dulcinea, porque en ser hermosa
ninguna le iguala, y en la buena fama, pocas le llegan.
SANCHO. - Digo que en todo tiene
razón vuestra merced, y que yo soy un asno. Más no sé
yo para qué nombro asno en mi boca, pues no se ha de mentar la soga
en casa del ahorcado. Pobre Rucio mío, hijo de mis entrañas.
Venga la carta, que yo la firmaré, y adiós que me marcho.
QUIJOTE. - Espera, amigo Sancho,
que quiero leerte mi carta para que te la aprendas de memoria por si se
te perdiera.
SANCHO. - Yo, señor, ¿de
memoria? La tengo tan mala, que muchas veces se me olvida cómo me
llamo, pero con todo, dígamela que me gustará mucho oírla.
(Comienza el tema cantado: "DULCINEA")
OUIJOTE.- Escucha que así
dice:
Soberana y alta señora:
El herido de punta de ausencia,
y el llegado de las telas del corazón,
te envía la salud que él
no tiene,
dulcísima Dulcinea del Toboso...
(Don Quijote y Sancho se quedan
estáticos y en penumbra, dirigiéndose el cañón
de luz a
don Quijote-CANTANTE que interpreta
el tema musical: "DULCINEA")
Tema musical cantado: "DULCINEA"
DON QUIJOTE. - Nada soy
si tú
no me acompañas hoy,
si tú
no me sostienes hoy,
cuando estoy
cansado, tan cansado.
Nada soy,
tan solo un
caballero más,
tan solo un
loco enfermo
de amor que
se lleva el viento, nada, nada.
HOY DESCUBRÍ
QUE EL AMANECER
ESCRIBIÓ EN
ROJO EN SU PAPEL
TU VOZ RESONANDO SOBRE
EL MAR.
Y HOY YA CANSADO DE LUCHAR,
MAGULLADO SUEÑO
AL FIN, MI AMOR,
CON SABER DE TUS LABIOS
MI VERDAD.
Nada soy,
ni soy valiente,
ni feroz,
ni soy cobarde,
ni un señor
si me faltas
tú, nada, nada.
Nada soy,
si hoy me falta
tu calor,
si hoy me falta
tu amor,
si me faltas
tú, nada, nada.
HOY DESCUBRÍ
QUE EL AMANECER
ESCRIBIÓ EN
ROJO EN SU PAPEL
TU VOZ RESONANDO SOBRE
EL MAR.
Y HOY YA CANSADO DE LUCHAR,
MAGULLADO SUEÑO
AL FIN, MI AMOR,
CON SABER DE TUS LABIOS
MI VERDAD.
("DULCINEA"
Musical: " ROCK QUIJOTE DE LA
MANCHA "
Autor: José María
Asensio Mínguez
Interpretación musical: JADE
FM
Duración: 5:00 minutos
Formato: >http://www.youtube.com
(Finalizando la canción don Quijote-ACTOR recobra el movimiento y con voz entre firme y melancólica
exclama…)
QUIJOTE. – Tuyo hasta la muerte,
el caballero de la Triste Figura.
(Se recuesta sobre unos peñascos
y don Quijote se duerme. Mientras, Sancho salen por un lateral, quedando solo el sonido
de grillos en el ambiente)
* ILUMINACIÓN: a medida que
ha transcurrido la escena se ha ido haciendo de noche, hasta quedar en
noche americana.
OSCURO
ACTO 7º
* ILUMINACIÓN: Antorchas
encendidas.
* DECORADOS: Los mismos que en el
acto anterior.
* PANTALLA LED: Fondos
irreales tormentoso y fantasmagóricos.
CERVANTES. - El señor cura
y el barbero que andaban siguiendo a don Quijote, a la vez que interceptaron
a Sancho con la carta de amor, descubrieron dónde se encontraba
éste y consiguieron, con un ingenioso artificio, sacar a nuestro
enamorado caballero de la asperísima penitencia que se había
impuesto. Tramaron, así, un plan que consistía en simular
un encantamiento para hacer que don Quijote se metiera en una especie de
jaula, montada sobre un carro, y así traerlo de vuelta a casa para
curarlo de sus locuras. Frestón sería el sabio encantador,
y el cura y el barbero sus emisarios fantasmagóricos que llevarían
a cabo el hechizo. Con el fin de no dejar cabos sueltos unos cuadrilleros,
que habían sido contratados poco antes, harían de guardianes
durante el viaje.
(Don Quijote es introducido por
los ayudantes del cura y el barbero en la jaula que se eleva por los aires
con ayuda de varias cuerdas. Una vez suspendida dicha jaula en lo alto
de la escena todo lo que acontece a su alrededor se convierte, para
don Quijote, en una gran alucinación; mientras los dobles-cantantes
de cada actor representan la farsa.)
Tema musical
cantado: "EL ENCANTAMIENTO DE DON QUIJOTE"
CURA. -
Noche oscura,
viento frío,
no debes salir
en una noche así.
BARBERO. - Tienes miedo
caballero.
Soy Frestón
y voy a por ti.
CURA. - Esas nubes
de tormenta
presagian
algo muy gris.
BARBERO. - Debes subirte
a la galera.
Tú serás
preso
o no lo cuentas.
CURA. - Caballero
encantado
tú ya
eres, lo he logrado.
Te llevamos
a otro lado
por la fuerza
del gran mago.
QUIJOTE. - Nada temo,
Sancho, hermano,
nada puede ya
tu brazo.
Nada puede ya
librarme,
ya estoy preso
y encerrado.
(Coreografía de antorchas)
QUIJOTE. - Malandrines
os acompaño,
sí,
pero a Sancho
dejadle ir.
SANCHO. - ¡Qué
tanto mago
y encantamiento
a mi me huele
a chamusquín!
QUIJOTE. - Haremos caso
y, sin reyerta,
salgamos todos
por la puerta.
CURA. - Caballero
encantado
tú ya
eres, lo he logrado.
Te llevamos
a otro lado
por la fuerza
del gran mago.
QUIJOTE. - Nada temo,
Sancho, hermano,
nada puede ya
tu brazo.
Nada puede ya
librarme
de un hechizo
consumado.
(Don Quijote queda suspendido en
el aire mientras se retiran todos personajes quedando la iluminación
en “Noche Americana”)
(Sonido: Canto de lechuza)
OSCURO
"EL ENCANTAMIENTO DE DON QUIJOTE"
Musical: " ROCK QUIJOTE DE LA
MANCHA "
Autor: José María
Asensio Mínguez
Interpretación musical: JADE
FM
Duración: 5:00 minutos
Formato: >http://www.youtube.com
SEGUNDA PARTE
ACTO 1º
* MUSICA INSTRUMENTAL: “La muerte
de don Quijote”
* ILUMINACION: Pleno día.
* DECORADO: Plaza del pueblo.
* PANTALLA LED: Fondo
plaza del pueblo.
(Cuando se abre el telón
la jaula pende aún del techo y alrededor de ella se va agolpando
la gente que murmura y señala...)
CERVANTES. - A cabo de seis días,
llegaron a la aldea de don Quijote, después de un largo viaje lleno
de avatares y tropiezos, como el que tuvo, nuestro caballero, con unos
disciplinantes acabando molido y maltrecho. Una vez en el pueblo, la comitiva entró solemne en la plaza mayor y se detuvo en el mismo centro. Era mediodía y acertó a ser domingo
y la gente esperaba allí expectante. La curiosidad de tanta algarabía atrajo
a más vecinos a ver lo que en el carro venía, y cuando reconocieron
a su compatriota quedaron maravillados.
MUJER 1. - ¡Pobre don Alonso!,
viene muy desmejorado.
MUJER 2. - Sí, bastante flaco
y amarillo.
MUJER 3. - Está enfermo el
pobre, no hay más que verlo. ¿Será contagioso?
MUJER 2. - ¡Qué va
a ser contagioso! El mal que él tiene es la locura, por esos dichosos
libros de caballería...
MUJER 1. - Fijaos cómo trae
el hombro. El pobre viene hecho pedazos.
(Aparecen la sobrina y el ama
cantantes. Se acercan al carro y la gente les va haciendo hueco.)
MUJER 3. - ¡Pobre hombre!,
qué pena...
MUJER 4. - ¡Cómo decís: qué pena... !
(Sonriendo a la sobrina y al ama.) ¡Gracias a Dios que ha vuelto!
MUJER 5. - ¡Venga, templad las guitarras, que don Alonso ha vuelto y esto hay que celebrarlo!
MUJER 4. - ¡Venga, vamos!
Mientras, comienza
el tema musical: "EL REGRESO DE DON QUIJOTE" y los bailarines repartidos
entre el escenario y el patio de butacas, empiezan a bailar como si de una improvisada bienvenida
se tratase.)
Tema musical
cantado: "EL REGRESO DE DON QUIJOTE"
SOBRINA. - Pon tu mano en
mi mano
y sabrás
que mi vida contigo
fue un sueño
dorado,
no te
vayas jamás, te lo pido.
Y si te vas de mí lado
ya mi vida no
tiene sentido,
que no sé
lo que hago
en este mundo
sin tu cariño.
Vuelve a mi lado que sin ti estoy perdida,
que a tu lado aprendí
lo que es la vida.
Fuiste la mano,
un buen padre, un amigo.
Me diste todo pero
quiero estar contigo.
AMA. - Pon tu mano en mi mano
y vayamos a
casa le digo.
Le daré
queso fresco,
curaré
sus heridas con mimo.
Que le veo muy malo,
magullado, muy
débil y herido.
Necesita cuidados,
su sobrina está
aquí, se lo pido.
SOBRINA. - Vuelve a mi lado que
sin ti estoy perdida,
que a tu lado aprendí
lo que es la vida.
Fuiste la mano,
un buen padre, un amigo.
Me diste todo
pero quiero estar contigo.
MUJER. - ¡Adelante Quijano!,
que tu pueblo
te quiere y te aprecia.
Aquí
están ahora todos,
te perdonan
con toda indulgencia.
No olvidan que eres bueno,
fuiste como
la beneficencia.
Nadie fue de
tu casa
sin un pan,
una fruta o herencia.
PUEBLO. - Vuelve Quijano a
tu pueblo y a tu vida.
Ven a ayudarnos
como tú siempre lo hacías.
Que aquí
en tu aldea te queremos todavía,
no te olvidamos
ni de noche, ni de día.
SOBRINA. - Vuelve a mi lado que
sin ti estoy perdida,
que a tu lado aprendí
lo que es la vida.
Fuiste la mano, un
buen padre, un amigo.
Me diste todo pero
quiero estar contigo.
"EL REGRESO DE DON QUIJOTE"
Musical: " ROCK QUIJOTE DE LA
MANCHA "
Autor: José María
Asensio Mínguez
Interpretación musical: JADE
FM
Duración: 5:00 minutos
Formato: >http://www.youtube.com
(Durante la canción baja al suelo del escenario poco a poco la jaula y, al
terminar de cantar, la sobrina y el ama cantantes se llevan a casa a don
Quijote. Se va cerrando el telón mientras aparece toda sofocada la mujer
de Sancho que de un empujón saca a Sancho al proscenio antes de que se cierre
el telón totalmente.)
TERESA. - ¡Marido, marido! ¿Viene bueno el
asno...?
SANCHO. - ¡Viene mejor que su amo!
TERESA. - ¡Gracias a Dios sean dadas, que tan
bien me ha hecho, pero contadme ahora: ¿qué bien habéis sacado de vuestras
escuderías? ¿Qué ropa interior me traéis a mí? ¿Qué “zapaticos” a vuestros
hijos?
SANCHO. - No traigo nada de eso, mujer mía,
aunque traigo otras cosas de más momento y consideración.
TERESA. - De eso recibo yo mucho gusto,
mostradme esas cosas de más consideración y más momento, que las quiero ver,
para que se me alegre este corazón, que tan triste y descontento ha estado en
todos los siglos de vuestra ausencia.
SANCHO. - En casa os las mostraré, mujer, y
por ahora estad contenta; que siendo Dios servido de que otra vez salgamos en
viaje a buscar aventuras, vos me veréis presto conde o gobernador de una
ínsula; y no de las de por ahí, sino la mejor que pueda hallarse.
TERESA. - ¡Quiéralo así el cielo, marido mío!
Que bien lo habemos menester. Mas decidme: ¿qué es eso de ínsulas, que no lo
entiendo?
SANCHO.- No es la miel para la boca del asno;
a su tiempo lo verás, mujer, y aún te admirarás de oírte llamar señora de todos
tus vasallos.
TERESA. - ¿Qué es lo que decís, Sancho, de
señorías, ínsulas y vasallos?
SANCHO. - No te acucies, Juana, por saber
todo esto tan aprisa; basta que te digo verdad y cose la boca. (Baja
del escenario y salen hablando por el patio de butacas). Sólo te sabré
decir, así de paso, que no hay cosa más gustosa en el mundo, que ser un hombre
honrado, escudero de un señor caballero andante buscador de aventuras. Bien es
verdad que las más que se hallan, no salen tan a gusto como el hombre querría,
porque de ciento que se encuentran, las noventa y nueve suelen salir aviesas y
torcidas. "Sélo" yo de experiencia, porque de algunas he salido
manteado y de otras molido, pero, con todo eso, es linda cosa esperar los
sucesos, atravesando montes, escudriñando selvas, pisando peñas, visitando
castillos, alojándonos en ventas a toda discreción y sin pagar un
maravedí...
ACTO 2º
*MUSICA INSTRUMENTAL: “Carta de amor”
*ILUMINACION: Atardecer
*DECORADO: Claro de un bosque
*PANTALLA LED: Paisaje boscoso lleno de árboles y vegetación.
CERVANTES.- Unos días tranquilos pasó en su casa don Quijote descansando y
reponiéndose de sus muchas heridas y quebrantos, pero, nada más encontrarse
repuesto, fue más fuerte el afán de vivir aventuras, que los cariñosos consejos
de su sobrina, los berrinches del ama o las charlas con el cura y el barbero.
Y, así, una oscura noche de luna nueva, se lanzó por segunda vez a los caminos,
con Sancho, su escudero.
El señor cura y el barbero, al comprobar la persistencia de don Quijote en sus
locuras, tramaron un nuevo plan: “vencerle en el campo de batalla”, y hacerle
prometer que regresaría para siempre a su aldea. El contrincante: el bachiller
Carrasco y Tomé de Celial, su escudero.
(Nos encontramos en un claro de bosque, Sancho dormido al pie de un
alcornoque, y don Quijote, dormitando apoyado en una robusta encina; pero poco
tiempo transcurre cuando le despierta un ruido que siente a sus espaldas y,
levantándose con gran sobresalto, se pone a mirar y a escuchar de dónde
procede. Se escuchan los cascos de dos caballos que allí cerca se detienen.)
CABALLERO DE LOS ESPEJOS. - (En off) Apéate amigo y quita los frenos a
los caballos, que a mi parecer este sitio abunda de hierba para ellos, y del
silencio y soledad que han menester mis amorosos pensamientos.
(Al bajarse del caballo hacen ruido sus armas, manifestando la señal por la
que conoció don Quijote que debía de ser caballero andante; y llegándose a
Sancho, que dormía, le trabó del brazo, y con no pequeño trabajo le volvió en
su acuerdo y con voz baja le dijo...)
QUIJOTE. - ¡Hermano Sancho, aventura tenemos!
SANCHO. - Dios nos la dé buena. Y, ¿a dónde está, señor mío, esa señora
aventura?
QUIJOTE. - ¿Dónde va ser? Vuelve los ojos y mira, y verás allí tendido un
andante caballero, que, a lo que a mí se me trasluce, no debe estar demasiado
alegre, porque le vi arrojarse del caballo y tenderse en el suelo con algunas
muestras de despecho y, al caer, le crujieron las armas.
SANCHO. - Pues ¿en qué halla vuestra merced que ésta sea aventura?
QUIJOTE.- No quiero yo decir que ésta sea aventura del todo, sino principio de
ella que por aquí se comienzan las aventuras. Pero escucha, que según escupe y
se desembaraza el pecho, debe prepararse para cantar algo.
(Comienza el tema musical: “Lágrimas de amor”)
SANCHO. - A fe mía que es así y que debe ser caballero enamorado.
QUIJOTE. - No hay ninguno de los andantes que no lo sea y escuchémosle; que por
el hilo sacaremos el ovillo de sus pensamientos, si es que canta, que de la
abundancia del corazón habla la lengua.
Tema musical cantado: “LÁGRIMAS DE AMOR”
CABALLERO DE LOS ESPEJOS. - Una lágrima cayó
apagando nuestro amor,
sintiéndonos pequeños
sin saber lo que pasó.
Y no sé por qué
razón
hago caso al corazón,
si te fuiste con la lluvia,
sin decir un triste adiós...
Y una lágrima cayó
y no sé lo que
ocurrió,
sólo sé que vi rasgarse
nuestro amor.
Y no sé cómo empezar,
si pedir o no perdón.
Si te fuiste la culpable,
o si el amor nos separó.
Y desde
entonces
aún la quiero.
Y desde entonces
vivo y me muero, no...
Y de espaldas a la red
que me atrapa vez tras vez,
vivo y sueño con tus labios,
con tu cara y con tu piel.
Una inútil
ilusión
poseer tu corazón.
Este pobre caballero
no será feliz sin vos.
Y una lágrima
cayó
y no sé lo que ocurrió,
sólo sé que vi rasgarse
nuestro amor.
Y no sé cómo
empezar,
si pedir o no perdón.
Si tú fuiste la culpable,
o si el amor nos separó.
Y desde entonces
aún la quiero.
Y desde entonces
vivo y me muero, no...
CABALLERO DE LOS ESPEJOS. - (Con voz doliente y lastimera) ¡Ay! ¡Oh, la
más hermosa y la más ingrata mujer del orbe! ¿Cómo será posible, serenísima
Casildea de Vandalia, que has de consentir que se consuma y acabe, en continuas
peregrinaciones y en ásperos y duros trabajos, este tu cautivo caballero? ¿No
basta ya que he hecho que te confiesen por la más hermosa del mundo todos los
caballeros de Navarra, todos los leoneses, todos los andaluces, todos los
castellanos y finalmente todos los caballeros de la Mancha?
QUIJOTE. - Eso no, que yo soy de la Mancha, y nunca tal he confesado, ni podía
ni debía confesar una cosa tan perjudicial a la belleza de mi señora; y este
tal caballero ya ves tú, Sancho, que desvaría. Pero escuchemos, quizá se
declarará más.
SANCHO. - Si hará; que término lleva de quejarse un mes sin interrupción.
(Habiendo oído el Caballero del Bosque que hablaban de él, y sin pasar
adelante en su lamentación, se puso en pie y dijo con voz sonora y rayando la
comedida…)
CABALLERO DE LOS ESPEJOS. - ¿Quién va allá? ¿Qué gente? ¿Es por ventura de la
del número de los contentos o la de los afligidos?
QUIJOTE. - ¡De los afligidos!
CABALLERO DE LOS ESPEJOS. - Pues lléguese a mí y hará cuenta que se llega
a la misma tristeza y a la aflicción misma.
(Don Quijote se acerca a él y, asiéndole del brazo, el Caballero de los
espejos le dice…)
CABALLERO DE LOS ESPEJOS. - Sentaos aquí señor caballero; que para
entender que lo sois, y de los que profesan la andante caballería, básteme el
haberos hallado en este lugar, donde la soledad y el sereno os hace compañía.
Naturales hechos y propias estancias de los caballeros andantes.
QUIJOTE. - Caballero soy y de la profesión que decís; y aunque en mi alma
tienen su propio asiento las tristezas, las desgracias y las desventuras, no
por eso se ha ausentado de ella la compasión que tengo de las ajenas desdichas
del amor, que, como he podido escuchar, vos parece que tenéis hacia aquella
hermosa ingrata que en vuestras lamentaciones nombrasteis.
CABALLERO DE LOS ESPEJOS. - ¿Por desgracia señor caballero sois
enamorado?
QUIJOTE. - Por ventura lo soy, aunque los daños que nacen de los bien colocados
pensamientos, antes se deben tener por gracias que por desdichas.
CABALLERO DE LOS ESPEJOS.- Eso sería si no nos turbase la razón, los
desdenes de nuestras damas.
DON QUIJOTE. - ¡Nunca fui desdeñado de mi señora!
SANCHO. - No por cierto, porque es como una borrega mansa más blanca que la
manteca.
CABALLERO DE LOS ESPEJOS.- ¿Es vuestro escudero ese?
DON QUIJOTE. - Sí, lo es.
CABALLERO DE LOS ESPEJOS. - Nunca he visto yo escudero que se atreva a
hablar cuando habla su señor. Ahí está el mío que no despega los labios cuando
yo hablo.
SANCHO. - ¡Pues yo hablo!, y puedo hablar delante de cualquiera. Y dejémoslo
así, que es peor menearlo.
ESCUDERO. - Vámonos los dos y dejemos a nuestros amos que se cuenten las
historias de sus amores.
SANCHO. - Sea en buena hora, y yo le diré a vuestra merced quien soy: el más
charlatán de los escuderos.
(Se alejan un poco y siguen hablando)
CABALLERO DE LOS ESPEJOS. - Yo soy el Caballero de los Espejos, y mi
destino me hizo enamorarme de la simpar Casildea de Vandalia. Ella me mandó
luchar en muchos peligros prometiéndome, al fin de cada uno, la recompensa de
su amor, pero ésta nunca llegaba. Me mandó a recorrer España para hacer
confesar a todos los caballeros andantes, que ella es la más hermosa señora y
yo el más valiente y enamorado caballero. Pero de lo que más me ufano, es de
haber vencido a aquel tan famoso caballero: Don Quijote de la Mancha,
haciéndole confesar que es más hermosa mi Casildea que su señora Dulcinea. Con
esta victoria es como si hubiese vencido a todos los caballeros del mundo,
porque el tal Don Quijote, que digo, los ha vencido a todos.
QUIJOTE. - Que vuestra merced haya vencido a todos los caballeros andantes de
España y aún de todo el mundo, no digo nada, pero que haya vencido a Don
Quijote de la Mancha, lo dudo, sería otro que se le pareciera; aunque hay pocos
que se le parezcan...
CABALLERO DE LOS ESPEJOS. - ¡Cómo no!, por el cielo que nos cubre que
peleé con Don Quijote y le vencí y rendí. Y si mi palabra no basta para
acreditar mi verdad, aquí mi espada para demostrarlo.
QUIJOTE. - Sabed que el tal Don Quijote que decís es mi mejor amigo y si esto
no basta, aquí está el verdadero Don Quijote, que lo probará con sus armas a
pie o a caballo.
CABALLERO DE LOS ESPEJOS. - ¡Coged vuestras armas! Pero será condición de
nuestra batalla, que el vencido ha de quedar a merced de la voluntad del
vencedor.
(Los caballeros preparan
sus armas y empiezan a pelear ante el asombro de los escuderos que habían
estado bebiendo y charlando tranquilamente.)
(Suena el TEMA INSTRUMENTAL:
“La lucha con el caballero de los espejos”)
ESCUDERO. - Ha de saber, hermano, que los escuderos no deben estar mano sobre
mano mientras sus amos riñen. Lo digo porque nosotros también debemos
pelear.
SANCHO. - ¡Que peleen ellos!, pero los escuderos ni por pienso. Yo no he oído
decir a mi amo nada de semejante costumbre, y se sabe de memoria todas las
ordenanzas de la caballería andante. Además, no puedo luchar porque no tengo
espada.
ESCUDERO. - Está bien, pero traigo ahora mismo dos sacos de harina, así que
podemos reñir a talegazos.
SANCHO. - (Riéndose.) Esa pelea servirá más para espolvoreamos que para
herirnos.
ESCUDERO. - Nada de eso, porque llenaremos los sacos de piedras.
SANCHO. - Aunque se llenaran de capullos de seda no peleo. Que peleen nuestros
amos y comamos y bebamos, que el tiempo ya nos quitará las vidas cuando se
caigan de maduras.
ESCUDERO. - Con todo, hemos de pelear al menos media hora.
SANCHO. - No seré yo tan desgraciado que riña con quien he comido y bebido. Es
más, que estando sin cólera, quién diablos se amaña a reñir.
ESCUDERO. - (Dándole con un saco que aún tiene harina y espolvoreándola
sobre la ropa de Sancho). Mira tú por donde, para eso yo encontraré rápido
el remedio. Que te daré cuatro patadas y te despertaré la cólera aunque esté
más dormida que un lirón.
SANCHO. - (Cogiendo el otro saco y sacudiéndole en la cabeza, quedando
cubierto también de harina.) Pues yo cogeré un garrote y antes que vuestra
merced me despierte la cólera, le haré yo dormir la suya a garrotazos, que no
soy hombre que se deje manosear la cara por nadie. Y el que viene por lana,
(le da otra vez con el saco en la cabeza y lo tira al suelo), muchas
veces sale “trasquilao”.
ESCUDERO. - (Levantándose y colocándose como puede la nariz postiza)
¡Ahora lo veremos!
SANCHO. - ¡Qué nariz, parece una venganza! (Se lían a talegazos entre ellos
levantando una gran nube de polvo.)
SANCHO. - (Voceando) ¡Señor Don Quijote, señor Don Quijote!
DON QUIJOTE. - ¡Qué hay, Sancho!
SANCHO. - ¡Suplico a vuestra merced que me ayude, que las desaforadas narices
de este escudero me espantan y no me atrevo a estar junto a él!
DON QUIJOTE. - (Dejando la pelea con el Caballero de los Espejos.) La
verdad es que tan desaforadas son que de no ser quien soy, también me
espantarían a mí. ¡Vamos, te ayudaré!
(Don Quijote se vuelve y en ese
instante el Caballero de los Espejos aprovecha la ocasión para atacarlo, pero
con tan mala fortuna que tropieza y cae, momento que aprovecha Don Quijote para
ponerle la espada en el cuello.)
QUIJOTE. - ¡Muerto sois Caballero si no confesáis que la sin par Dulcinea del
Toboso aventaja en belleza a vuestra Casildea de Vandalia!
(Levanta el casco del vencido y
se da cuenta que es Sansón Carrasco el Bachiller)
QUIJOTE. - ¡Carrasco! ¡Acude Sancho y mira lo que has de ver y no has de creer!
¡Apresúrate hijo!, y advierte lo que puede la magia y los hechizos de los
encantadores.
(Sancho y Tomé dejan de darse talegazos
acercándose blancos como fantasmas, el primero sorprendido y el segundo
asustado por el desenlace.)
SANCHO. - ¡Si parece el Bachiller Sansón Carrasco! Sin duda éste es uno de los
enemigos de vuestra merced que ha tomado la forma de vuestro amigo el señor
Carrasco. ¡Clávele la espada y nos libraremos del encantador maligno que nos
persigue!
ESCUDERO. - ¡Mire bien lo que hace Sr. Don Quijote! Que este que tiene a sus
pies es el Bachiller, su amigo y yo su escudero.
SANCHO. - ¡Nunca vi escudero con esas desaforadas narices!
ESCUDERO. - (Se las quita humillado) Son postizas.
CABALLERO DE LOS ESPEJOS. - (Viendo que la cosa se pone fea) ¡Confieso
que vale más un zapato descosido de Dulcinea que la melena de Casildea!
DON QUIJOTE. - Bien, ahora habéis de confesar y creer que aquel caballero que
vencisteis, no pudo ser Don Quijote de la Mancha, si no otro que se le pareciera,
como yo confieso y creo que vos, aunque parecéis el Bachiller Carrasco, ¡no lo
sois!, si no otro que se le parece por obra de encantamiento.
CABALLERO DE LOS ESPEJOS. - Todo lo confieso y creo. Dejadme levantar si es que
lo permite el golpe de mi caída, que me ha dejado maltrecho.
(Se ha ido oscureciendo la escena hasta
hacerse totalmente de noche)
(Se oye a lo lejos el canto de una
lechuza)
OSCURO Y TELÓN.
ACTO 3º
*Suena el tema instrumental:
“Sancho escudero“
*ILUMINACIÓN: Interior de una sala de plenos.
*DECORADOS: Salón de plenos.
*PANTALLA LED: Interior de un elegante salón de recepciones.
CERVANTES. - El descubierto y derrotado Sansón Carrasco volvió herido, más en
su amor propio que en sus carnes, a la aldea para contar a la sobrina y al ama
y, cómo no, al cura y al barbero, su fallido intento de traer de nuevo a casa a
Don Quijote. Y mientras en la aldea seguían maquinando nuevas estrategias para
hacer volver a Don Quijote, nuestro caballero andante consiguió, después de
numerosas aventuras en cuevas fantásticas y barcos encantados, la ínsula
prometida a Sancho cuyo nombre era Barataria. Cuentan que al llegar Sancho a
las puertas del pueblo para tomar posesión del cargo, salió el regimiento de
aquella noble villa a recibirle, tocaron las campanas y todos los vecinos
dieron muestra de gran alegría y contento. Con mucha pompa le llevaron a la
Iglesia Mayor y allí entregaron a su nuevo Gobernador las llaves de la
población. Finalmente le condujeron a palacio y en el salón de juicios lo
sentaron en la silla real.
(Se abre el telón. En el centro
de la escena se encuentra el mayordomo golpeando con su bastón en el suelo para
después dirigirse con voz fuerte y solemne al pueblo allí congregado.)
MAYORDOMO. - ¡Silencio ante su Excelencia el Gobernador! Es costumbre antigua
en esta ínsula, Sr. Gobernador, que aquel que viene a tomar posesión del cargo,
está obligado a responder a una pregunta que se le hiciere, de cuya respuesta
el pueblo conoce el genio del nuevo Gobernador, y, así, se alegra o se
entristece con su venida.
(Mientras habla el
mayordomo Sancho se distrae observando la decoración de la sala. El pueblo
murmura y comenta en voz baja. Todos esperan su respuesta pero Sancho
dirigiéndose al mayordomo pregunta…)
SANCHO. - ¿Qué son aquellas pinturas que cuelgan de la pared?
MAYORDOMO. - Señor, allí está escrito y anotado el día en que vuestra Excelencia
tomó posesión de esta ínsula.
SANCHO. - Y, ¿a quién llaman Don Sancho Panza?
MAYORDOMO. - A vuestra Excelencia, que en esta ínsula no ha entrado otro Panza
sino el que está sentado en esta silla.
SANCHO. - Pues advertid, querido hermano, que yo no tengo "Don”, ni en
todo mi linaje le ha habido. Sancho Panza me llaman a secas. Sancho se llamó mi
padre y Sancho mi “agüelo”, y todos fueron Panzas sin añadiduras de dones y ni
donas. Y ahora pase adelante con la pregunta que yo responderé lo mejor que
supiere.
MAYORDOMO. - ¡Que pase el primer demandante de justicia!
(Los alguaciles conducen a
dos hombres ancianos ante el estrado. El primero trae una caña de bambú por
báculo y viste humildemente; el segundo, con ropas más elegantes se dirige al
Gobernador.)
ANCIANO 2. - Señor, a este hombre le presté hace tiempo diez escudos de oro,
por hacerle una buena obra, con condición que me los volviese cuando se los
pidiese; pasaron muchos días sin pedírselos, por no ponerle en mayor necesidad
de devolvérmelos, pero por parecerme que se descuidaba en la paga, se los he
pedido una y mil veces, pero ahora dice que nunca tales diez escudos le presté.
Y qué si se los presté, ya me los ha devuelto. Yo no tengo testigos del
préstamo, por eso querría sólo que “vuesa” merced le tomase juramento, y si
jurase ante Dios que me los ha devuelto, yo se los perdono.
SANCHO. - ¿Qué decís a esto buen viejo del báculo?
ANCIANO 1. - Yo, señor, tengo que confesar que me los prestó, y baje “vuesa
" merced esa vara en forma de cruz, y puesto que lo deja en mi juramento,
yo juraré como se los he devuelto y pagado real a real.
(Mientras baja Sancho la vara el viejo da el báculo al otro viejo para que
se lo tenga mientras jura, como si le embarazara mucho, y pone la mano en la
cruz de la vara.)
ANCIANO 1. - ¡Juro ante Dios haber devuelto los diez escudos que me prestó este
hombre!
SANCHO. - Y vos, ¿qué decís a esto?
ANCIANO 2. - Yo, señor, qué voy a decir. Le perdono la deuda, que yo conozco a este
hombre y jamás dijo mentira alguna, y es seguro que ya me los devolvió.
(Vuelve a tomar el báculo el deudor y
bajando la cabeza sale a toda prisa de la sala de juicios. Sancho entonces
inclina la cabeza sobre el pecho y poniéndose el índice de la mano derecha
sobre las cejas y la nariz está así, como pensativo, unos instantes y luego
levanta sonriendo la cabeza.)
SANCHO. - Un momento. ¡Alguacil! Tráigame al anciano del báculo inmediatamente.
(Se lo traen al instante.) Dadme ese báculo, buen hombre.
ANCIANO 1. - De muy buena gana. “Helo” aquí Excelencia.
(Sancho lo toma y se lo da al otro viejo)
SANCHO. - Andad con Dios que ya vais pagado.
ANCIANO 2. - ¿Yo, excelencia? Pues, ¿vale esta caña diez escudos de oro?
SANCHO. - Sí los vale, si como tú dices ese hombre nunca miente... O ¿no viste
como, en el momento de jurar, te pasó a ti el báculo? Y si aún no lo crees,
mira en su interior.
(El viejo parte la caña y las monedas
caen al suelo. Todos los asistentes irrumpen en aplausos y en gestos de
aprobación y sorpresa.)
MAYORDOMO. - ¡Que pasen los siguientes!
CERVANTES. - Y así tras cientos de juicios a sus espaldas y unas cuantas
aventuras, o mejor, desventuras sufridas en la ínsula, Sancho comenzó a
cansarse de todo aquello.
(Todos los personajes,
incluido Cervantes, quedan estáticos, como en una fotografía, cuando suenan las
primeras notas del tema: "SANCHO RENUNCIA A SER GOBERNADOR" Aparece Sancho y Cervantes cantantes que interpretan el tema musical recorriendo el
salón de plenos, pasando entre la gente congelada.)
CERVANTES. - Su mirada se rasgó
y escapó como un suspiro,
por la ventana del salón
a los campos de olivos.
Y la mentira que descubrió
se fue también con él, y no volvió.
SANCHO. - Ya no puedo más estar,
debo recobrar mi libertad.
CERVANTES. - Y se marchó hacia el sur,
dejó leyes y demás.
No nació para ser el rey,
ni para gobernar.
Que entre sus campos y su granja sueña con estar,
que de política de estado nunca sabrá “na”, no, no...
CERVANTES. - Con don Quijote regresó,
y contento como un niño
volvió a sus campos bajo el sol,
para eso ha nacido.
Y la mentira que descubrió,
se fue con él y no volvió.
SANCHO. - Para mí no es gobernar,
sólo quiero hoy libertad.
CERVANTES. - Y se marchó hacia el sur,
dejó leyes y demás.
No nació para ser el rey,
ni para gobernar.
Que entre sus campos y su granja sueña con estar,
que de política de estado nunca sabrá “na”, no, no...
SANCHO. - Este escudero al fin se va.
Y se va como ha venido.
Yo no nací para ser Rey,
hoy por fin lo he comprendido.
Si vivo a gusto qué más da
si soy un príncipe o un mendigo.
Lo que me importa es ser feliz.
Quedad con Dios, yo me retiro...
¡Adiós!
1.
"SANCHO RENUNCIA A SER GOBERNADOR"
Musical: " ROCK QUIJOTE DE LA
MANCHA "
Autor: José María
Asensio Mínguez
Interpretación musical: Grupo JADE
FM
Duración: 5:00 minutos
Formato: >http://www.youtube.com
ACTO 4º
(Suena el tema instrumental: “A
la orilla del mar”)
*ILUMINACION: Atardecer.
*DECORADOS: Playa.
*PANTALLA LED: Secuencia de playa con
olas.
CERVANTES. - Sancho volvió de escudero con
don Quijote y juntos continuaron sus aventuras y desventuras por los caminos, y
después de unas cuantas batallas, como la descomunal y nunca vista contienda en la
que Don Quijote se enfrentó al lacayo Tosilos en defensa de una dama, o la
historia de la cabeza encantada, llegaron Don Quijote y Sancho a la ciudad de
Barcelona con el propósito de descansar unos días y tomar parte en sus famosas
justas. Pero el Bachiller Sansón Carrasco le seguía los pasos, buscando el
momento más adecuado para llevar a cabo su plan. Y fue, precisamente, dando un
tranquilo paseo matutino por la playa, que Don Quijote vio venir hacia él un
espectacular caballero armado y dispuesto para el combate.
Tema instrumental cantado: “EL
CABALLERO DE LA BLANCA LUNA”
CABALLERO BLANCA LUNA. - Este es tu
final
dejarás de luchar
si pierdes la lucha te irás.
Si te venzo a ti
tú de aquí partirás
a tu tierra y a tu hogar.
QUIJOTE. - Veremos como luchas
si has de ganar
¡pelea ya!
CABALLERO BLANCA LUNA. - Tú no
vencerás,
ya no puedes más,
reconocerás
que este es tu final.
QUIJOTE. - Quien es ese rufián
que me osa
retar,
es un mago o un alacrán.
Que me pide a
mí
que deje de luchar,
contra negras fuerzas del
mal
CABALLERO BLANCA LUNA. - Y si te
venzo, dime,
retornarás Júralo ya.
Tú no vencerás,
ya no puedes más,
reconocerás
que este es tu final.
Serás recordado siempre como el que más,
pero debes retirarte o perderás.
¡Esa es la verdad!
(Coreografía de lucha con espada)
CABALLERO BLANCA LUNA. - Este es
tu final
dejarás de luchar
si pierdes
la lucha final.
Si te venzo a ti
tú de aquí partirás
a tu tierra y a tu hogar.
QUIJOTE. - Veremos como luchas
si
has de ganar ¡pelea ya!
CABALLERO BLANCA LUNA. - Tú no
vencerás,
ya no puedes más,
reconocerás
que este es tu final.
(Los caballeros continúan el duelo hasta que
el Caballero de la Blanca Luna, de un golpe certero, derriba a Don Quijote y,
poniéndole la espada sobre la visera, pone fin a la contienda. Con este gesto
termina la canción.)
(Baja la iluminación, se hace más tenue con
colores más tristes)
(Suena el tema instrumental: “CARTA DE AMOR”)
CABALLERO DE LA BLANCA LUNA. - Vencido sois
caballero y aún muerto, si no confesáis la condición de nuestro desafío.
DON QUIJOTE. - Dulcinea del Toboso es la más
hermosa mujer del mundo y yo el más desdichado caballero de la tierra, y no
está bien que mi flaqueza defraude esta verdad. Aprieta, caballero, la espada y
quítame la vida, pues me has quitado la honra.
CABALLERO DE LA BLANCA LUNA. - Eso no lo haré
yo, y viva en su entereza la fama de la hermosura de la señora Dulcinea del
Toboso, que sólo me contento con que el noble y gran Don Quijote de la Mancha
se retire a su hogar un año, o hasta el tiempo que por mí le fuere mandado.
DON QUIJOTE. - Sólo le ruego que no pida cosa
que vaya en perjuicio de mi amada Dulcinea. Todo lo demás lo cumpliré como
caballero.
CERVANTES. - Sancho intentó levantarlo, pero
fue inútil alzar al caballero. Pobre escudero. Todo triste y apesadumbrado no
sabía qué decirse, ni qué hacerse. Parecíale que todo aquel suceso pasaba en
sueños, o que era tan sólo uno más de aquellos terribles encantamientos.
Veía a su señor vencido y obligado a no tomar las armas en un año; imaginaba la
luz de sus hazañas oscurecidas, las esperanzas de sus nuevas promesas
deshechas, igual que se deshace el humo en el viento. Temía por la frágil salud
de su amo... Y es que, en el fondo de su corazón, algo le decía que aquello era el
final, o al menos este estaba ya muy cerca.
OSCURO Y TELÓN
ACTO 5º
* MUSICA INSTRUMENTAL: “Lagrimas
de amor”
* ILUMINACIÓN: Noche
* DECORADO: Interior de la
habitación de Don Quijote.
* ATREZZO: Cama en mitad del
escenario, amplia y de hierro, almohadón, grande y ancho, dosel, mesilla y vela
encendida.
(Sonido de tormenta: viento y truenos; cielo oscuro solo iluminado por la luz de los relámpagos en la pantalla led.)
CERVANTES. - Como las cosas
humanas no son eternas, yendo siempre en declinación de sus principios hasta
llegar a su último fin, especialmente las vidas de los hombres. Y como la de
Don Quijote no tuviese privilegio del cielo para detener el curso de la suya,
llegó su fin y acabamiento cuando él menos lo esperaba; porque, o ya fuese de
la melancolía que le causaba verse vencido, o ya por la disposición del cielo
que así lo ordenaba, se le arraigó una calentura que le tuvo seis días en la
cama; en los cuales fue visitado muchas veces del cura, del bachiller y del
barbero, sus amigos, y sin apartarse de la cabecera de la cama Sancho Panza, su
buen escudero.
DON QUIJOTE. - ¡Bendito sea el
poderoso Dios, que tanto bien me ha hecho! En fin, sus misericordias no tienen
límite, ni las abrevian, ni impiden los pecados de los hombres.
SOBRINA. - ¿Qué es lo que “vuesa”
merced dice tío? ¿Qué misericordias son éstas, o qué pecados de los
hombres?
DON QUIJOTE. - Las misericordias,
sobrina, son las que en este instante ha usado Dios conmigo. Por fin yo tengo
juicio ya, libre y claro, sin las sombras neblinosas de la ignorancia, que
sobre él me pusieron mi amarga y continua leyenda de los detestables libros de
las caballerías. Ya conozco sus disparates y sus embelesos, y no me pesa sino
que este desengaño ha llegado tan tarde, que no me deja tiempo para hacer
alguna recompensa. Yo me siento, sobrina, a punto de muerte; querría hacerla de
tal modo que diese a entender que no había sido mi vida tan mala, que dejase
renombre de loco, que puesto que lo he sido, no querría confirmar esta verdad
en mi muerte.
SOBRINA. - El cielo sea alabado,
tío, ya te encuentras bien, ¡qué alegría!
DON QUIJOTE. - Dadme albricias,
buenos señores, de que ya no soy don Quijote de la Mancha, sino Alonso Quijano,
a quien mis costumbres me dieron renombre de “el bueno“. Ya conozco mi
necedad y el peligro que me pusieron haber leído tantos libros de caballería;
ya escarmentado en cabeza propia, los abomino. (Tose casi sin fuerzas y toma aire para continuar.)
Yo, señores, siento que me voy
muriendo a toda prisa; tráigame un confesor que me confiese y un escribano que
haga mi testamento. Y así suplico que en tanto el señor cura me confiesa, encuentren al escribano.
(Hizo salir a la gente el cura y,
quedose sólo con él, confesole. El bachiller fue por el escribano, y de allí a
poco volvió con él y con Sancho Panza; el cual, Sancho, que ya sabía por nuevas
del bachiller en qué estado estaba su señor, hallando al ama y a la sobrina
llorosas comenzó a hacer pucheros y a derramar lágrimas. Acabóse la confesión y
salió el cura diciendo…)
CURA. - Verdaderamente se muere,
y verdaderamente está cuerdo Alonso Quijano “el Bueno”; bien podemos entrar
para que haga su testamento.
(Estas nuevas dieron un terrible
empujón a los ojos preñados del ama, sobrina y de Sancho Panza su buen
escudero, de tal manera, que los hizo reventar las lágrimas de los ojos y mil
profundos suspiros del pecho. Entró el escribano con los demás y, después de
haber hecho la cabeza del testamento y ordenando su alma Don Quijote, con todas
aquellas circunstancias cristianas que se requieren, llegando a las mandas dijo
con voz cansada…)
DON QUIJOTE. - Es mi voluntad que
dé ciertos dineros a Sancho Panza a quien, en mi locura, hice mi escudero;
porque si estando yo loco fui parte para darle el gobierno de la ínsula,
pudiera ahora, estando cuerdo, darle el de un reino porque la sencillez de su
condición y fidelidad de su trato lo merecen. (Volviéndose a Sancho) Perdóname
amigo, de la condición que te he dado de parecer loco como yo, haciéndote caer
en el error en que yo he caído de que hubo y hay caballeros andantes en el
mundo.
SANCHO. - ¡Ay!, no se muera
“vuesa” merced señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años; porque la
mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir sin más ni
más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la melancolía.
Mire no sea perezoso, sino levántese de esa cama, y vámonos al campo vestidos
de pastores como tenemos concertado. Quizá, tras de alguna mata, hallaremos a
la señora Dulcinea desencantada. Si es que se muere de pesar de verse vencido,
écheme a mí la culpa, diciendo que por haber yo cinchado mal a Rocinante le
derribaron.
(Comienza el tema cantado: "LA MUERTE DE DON QUIJOTE")
DON QUIJOTE. - Vamos, vamos,
Sancho... Dulcinea fue sólo una ilusión, un sueño ideal como tantos
otros...
(Cerró en esto el testamento y
tomándole un desmayo se tendió de largo a largo en la cama; el cual, entre
compasiones y lágrimas de los que allí se hallaron, dio su espíritu. Mientras,
baja la luz en la cama de don Quijote y la escena se congela quedando todos los actores estáticos.)
(Aparece don Quijote-cantante desde un lateral de la
cama para interpretar el tema musical: "LA MUERTE DE DON QUIJOTE". El cañón de
luz sigue sus movimientos mientras recorre la escena paseando entre los
actores convertidos en estatuas.)
Tema musical
cantado: "LA MUERTE DE DON QUIJOTE"
DON QUIJOTE. - La luna
reflejada en el cristal
hechizó la
fría calma del zaguán,
y al volver de
nuevo a casa
pude recordar
el comienzo de esta loca vanidad.
Que por ser un caballero
me olvidé de
lo de lo demás,
me olvidé de
lo que os quiero,
y qué importa
de verdad.
Y aunque tenga que olvidar tristezas
sólo
puedo desear que perdones las locuras
de este
viejo que se va…
Y aunque escriba
mil
palabras y un adiós
nunca
sabré la razón de este sueño,
de esta
loca ilusión
que mató
mi corazón,
que
sembró la sin razón,
hechizando mi interior.
Sobrina para ti todo mi amor
te lo dejo
todo con una condición:
Que te cases
con un hombre bueno y cabal
que no olvide
nunca que te ha de amar.
Y me despido
de este mundo
ya sólo pedir
perdón
por mil y una
aventuras
a mi pobre
escritor.
Y aunque tenga que olvidar tristezas
sólo
puedo desear que perdones las locuras
de este
viejo que se va…
Y aunque escriba
mil
palabras y un adiós
nunca
sabré la razón de este sueño,
de esta
loca ilusión
que mató
mi corazón,
que
sembró la sin razón,
hechizando mi interior.
"LA MUERTE DE DON QUIJOTE"
Musical: " ROCK QUIJOTE DE LA
MANCHA "
Autor: José María
Asensio Mínguez
Interpretación musical: JADE
FM
Duración: 5:01 minutos
Formato: >http://www.youtube.com
(Mientras se ha
estado interpretando este tema Cervantes se ha quedado dormido y el viento se
incrementa al comenzar el tema musical: "OBERTURA", apagando su
vela)
(Igual que al principio de la
obra, a telón abierto, los actores fueron colocando poco a poco el
atrezzo, ahora,
mientras suena este tema musical, se llevan a don Quijote postrado en su
cama y sacan de escena todos los elementos decorativos hasta dejar
escenario vacío y en total oscuridad.)
Tema musical
cantado: "OBERTURA"
CERVANTES. - (VOZ EN OFF) Para mí solo nació don Quijote, y yo para él: él supo obrar, y yo escribir,
solos los dos somos para en uno, a despecho y pesar del escritor fingido y
tordesillesco que se atrevió, o se ha de atrever, a escribir con pluma de
avestruz grosera y mal deliñada las hazañas de mi valeroso caballero, porque no
es carga de sus hombros, ni asunto de su resfriado ingenio; a quién advertirás,
si acaso llegas a conocerle, que deje reposar en la sepultura los cansados y ya
podridos huesos de don Quijote, y no le quiera llevar, contra todos los fueros
de la muerte, a Castilla la Vieja, haciéndole salir de la fosa donde real y
verdaderamente yace tendido de largo a largo, imposibilitado de hacer tercera
jornada y salida nueva.
MUSA. - Luz que inundas mi
oscuridad.
Ven y alumbra mentira y
verdad.
Ah, ah, ah, ...
Luz, mi estrella tu eres mi
paz.
Ven y enseña tu mi
verdad.
Ah, ah, ah, ...
CERVANTES. - (VOZ EN OFF)
Que para hacer burla de tantas como hicieron tantos andantes caballeros,
bastan las dos que él hizo tan a gusto y beneplácito de las
gentes a cuya noticia llegaron, así en éstos como en los
extraños reinos. Y con esto cumplirás con tu cristiana profesión,
aconsejando bien a quien mal te quiere y yo quedaré satisfecho y
ufano de haber sido el primero que gozó el fruto de sus escritos
enteramente, como deseaba, pues no ha sido otro mi deseo que poner en aborrecimiento
de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías,
que por las de mi verdadero don Quijote van ya tropezando y han de caer
del todo sin duda alguna.
"OBERTURA"
Musical: " ROCK QUIJOTE DE LA
MANCHA "
Autor: José María
Asensio Mínguez
Interpretación musical: JADE
FM
Duración: 5:00 minutos
Formato: >http://www.youtube.com
OSCURO Y TELÓN
FIN 2ª PARTE
1.
"ULTÍLOGO"
Musical: " ROCK QUIJOTE DE LA
MANCHA "
Autor: José María
Asensio Mínguez
Interpretación musical: JADE
FM
Duración: 2:19 minutos
Formato: >http://www.youtube.com
FIN
Autor Libreto y Música:
José María Asensio Mínguez
MÁS INFO:
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compositor:
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